Albufeira siempre ha sido mi centro operativo en Algarve, pero han pasado cerca de 24 años desde la última vez que estuve por aquí. El tiempo pasa casi sin darnos cuenta, aunque contemplo las fotos de entonces por esta región y me doy cuenta de cuanto he cambiado. Pero lo realmente importante es qué, de nuevo, estoy aquí. Hoy hablaba con mi mujer, y acompañante en estos retos (y otros mayores), sobre la que quizás sea nuestra última visita al Algarve. Ambos hemos consensuado que no hay que finiquitar nada en esta vida, viviremos parte de nuestro tiempo en Zamora y seguiremos visitando Portugal, ¿por qué no estar en Porto o Lisboa y desplazarnos al Algarve?, no cerramos las puertas.
Y, de nuevo, hemos paseado por Albufeira, la hemos recorrido de este a oeste, solo así se consigue tomar el pulso al lugar, caminar por sus enrevesadas calles supone un placer. Pisar sus, muchas veces, dificultosas teselas blancas y negras que decoran con imágenes el pavimento, panorámicas espectaculares de la ciudad, la playa y el mar cada vez que avanzas en altitud.
Una de las playas más populares y pintorescas es la Praia dos Pescadores, en pleno centro de la localidad. Sus doradas arenas fueron el lugar en el que, durante siglos, los pescadores dejaban sus barcas reposar o aprovechaban para reparar lo necesario. Desde hace unas décadas se les desplazó a una zona alejada de la ciudad en la que se han asentado en una “marina”. Desde siempre, sus barcos, y aquí viene otro de los secretos de esta costa, han decorado sus barcos pesqueros con un simbolismo basado en “el ojo de Horus”. procedente de la cultura egipcia preclásica se extendió por todo el Mediterráneo, llegando hasta los confines de la Península Ibérica, ya en un contexto geográfico atlántico, a través de los fenicios que lo habían adoptado con un significado similar: representar importantes valores como la fuerza, el coraje, la protección y la salud.
«Desde tiempos inmemoriales el barco ha sido considerado un ser vivo, un ser con alma y, como tal, con determinadas tradiciones. Durante la propia construcción, en determinadas zonas del país, especialmente en el norte, se siguen utilizando determinadas señales protectoras, para que transcurra sin incidentes, protegido del mal de ojo o de la mala voluntad. (…) Los pescadores del centro y sur del país llaman a la zona de la embarcación zona de proa, a ambos lados del casco, normalmente resaltada con pinturas de diferente color y muchas veces decorada con la imagen de ojos. ¿Un barco con ojos vería mejor el camino en días de niebla y encontraría más fácilmente buenos lugares para pescar? (…). El significado de los ojos, aunque en el sentido inmediato tengan una apariencia más limitada como amuletos contra el mal de ojo, no puede disociarse del carácter sagrado de la barca por su consagración a una divinidad”.
Hay que dedicar tiempo a indagar en las caras B, como la de Albufeira fuera de temporada y como la de un Algarve que en esta época te impregna de paz y sosiego.
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