lunes, 23 de junio de 2014

LA PERSECUCIÓN


En uno de mis sueños, concretamente el número 25 de “Sé dónde viven las ardillas”, la mitad justamente del libro, aparece el salón principal del Casino de Zamora. Se titula “La persecución” y finaliza en dicha estancia. Una vez sucedido y anotado volví para contemplar el “plató” donde se desarrolló,  comprobando las vistas desde allí: la plaza Zorrilla y el Palacio de los Momos. Ayer hice una foto del libro apoyado en “Madre y niño” (1980) de Baltasar Lobo (Premio Nacional de Artes Plásticas), una escultura realmente bella del artista zamorano, fallecido en París en 1993, donde estuvo exiliado, y que es, justamente, la vista exterior que tenia del sueño.

Cuando estoy en Zamora suelo ir a menudo al Casino ya que en la actualidad acoge el Restaurante “La Oronja”. En la barra del bar, donde por las tardes coinciden ancianos jugadores pagando sus consumiciones, clientela del bar y grupos que han quedado para cenar en su restaurante, se forma una algarabía tremenda que no te deja hablar por el ruido de voces que se provoca  en el local. Dura escasos minutos, entre las nueve y las diez de la noche, aproximadamente, e imagino que tan sólo ocurrirá los fines de semana. Cuando acabas entendiéndote con el camarero,  suelo pedir una gastrotapa, que varía todas las semanas, acompañada de un vino verdejo muy fresquito. Todo ello por el módico precio de dos euros y medio. Ayer se trataba de una gamba con cítricos caramelizados y una mousse de helado de trufas. Cuando acabé de tomarlo me acerqué de nuevo al escenario de aquel sueño y una niña de unos seis o siete años, con probabilidad familiar de los dueños del restaurante, recogía parsimoniosamente y disfrutando de ello, los juegos de salón desperdigados por las mesas. Recogía, en ese preciso momento, las fichas del dominó colocándolas al revés de cómo deben colocarse. Estuve analizando sus movimientos y me acerqué a ella. Se encontraba prácticamente en el lugar del sueño donde estaba colocada una cama redonda que hacía juego con mi corbata. Hola, le saludé al acercarme. ¿Me dejas que te enseñe la manera correcta de colocar las fichas del dominó en su caja? Sí, me respondió. Saqué todas las fichas colocadas por ella al revés y apoyé la primera fila de siete en el lateral de la caja para tumbarlas en su lugar correspondiente, quedando la cara negra de cada ficha a la vista. Qué guay, contestó la niña, y se quedó embelesada colocando el resto de las fichas mientras yo desaparecía por la puerta del salón de mi sueño.

domingo, 22 de junio de 2014

¿DEBEN LOS NIÑOS SER ESPECTADORES DE LAS CORRIDAS DE TOROS?


En Zamora son las fiestas de San Pedro y acabo de pasar por la plaza de toros. Me ha llamado la atención la larga fila que había en las taquillas a las seis de la tarde para sacar  las entradas para un espectáculo taurino que dará comienzo a las seis y media. Me he fijado en el cartel para comprobar quienes eran lo que toreaban y no he reconocido a ninguno de ellos. Sin embargo, me ha llamado mucho la atención que en la parte superior del cartel  anunciaran que los niños menores de ocho años entraban gratis a la plaza. Ese anuncio me estremeció, ya no sólo está  prohibida la entrada a los menores para ver un espectáculo tan sanguinario y atroz (algo que me sorprendió), sino que además pueden entrar de manera gratuita.
Cuando era menor de edad mis padres y mis abuelos me llevaron a muchas jornadas taurinas en la plaza de toros de Cuatro Caminos en las fiestas santanderinas de Santiago. Recuerdo el colorido de la plaza, el sol, los asientos estrechísimos marcados en el cemento que rodeaba el contorno circular de la plaza, las almohadillas para apoyar los glúteos, la bota de vino fresco, los pañuelos, el vestuario de las madrinas, el desfile preliminar de toda la cuadrilla… todo lleno de colorido y con sabor a fiesta auténtica. Pero también recuerdo la sangre, las banderillas que se clavaban en la espalda de los toros, las cornadas a los caballos de los rejoneadores con el consiguiente chorro de sangre, las cogidas a los toreros, la puntillas, el arrastre del toro sin vida…  Pasaba mucho tiempo con los ojos cerrados.

Soy contrario a las corridas, al menos desarrolladas de la manera actual, respeto a los aficionados a los toros, considerando, eso sí, que tiene que adaptarse a los nuevos tiempos. Los animales también tienen derechos que les estamos negando. Haciendo historia, por ese trance han pasado muchos seres vivos, sin ir más lejos  humanos de color o mujeres, en general, que no tenían los mismos derechos que el resto de los mortales. Soy optimista y creo que las corridas celebradas como se celebran ahora tienen el tiempo contado. Los niños no pueden ser participes de ese espectáculo digno de sociedades anticuadas por el mero hecho de que lo permita (por desgracia) la ley y, lo que es peor, sus padres, que son los primeros educadores. Algo tiene que cambiar y estoy seguro que lo hará pronto, se trata tan sólo de sentido común.

viernes, 20 de junio de 2014

CONVERSACIÓN EN LA TERRAZA DE UN BAR

Ayer estuve sentado casi tres horas en una terraza con dos amigas. Tomando unas cervezas y hablando de todo un poco el tiempo se nos pasó volando. Una de ellas es una escritora más o menos consolidada, ha publicado varios títulos, algunos con éxito de venta. La otra es maquetadora en una editorial. Hablamos de anécdotas relacionadas con el mundo de los libros, mientras analizábamos “Sé dónde duermen las ardillas”, humilde en contenido y en calidad de encuadernación. Pasado el tiempo comenzamos a hablar de ciudades aprovechando que los tres en pocas semanas emprendemos viaje. L, se va con una amiga a Londres, tiene allí familia y aprovechará para regresar a la capital inglesa. B, viajará con su novio a Galicia, con reserva de hoteles en Santiago y Vigo, para moverse a toda la región desde esos dos destinos, y un servidor, viajará a finales de agosto a La Toscana. Hablando de Europa, L y yo coincidíamos  que París era nuestra ciudad favorita. Comentaba que era un lugar muy fotográfico, romántico y que seduce y tiene alma, cuando B saltó: -claro, lo veis así porque sois escritores.  Me hizo gracia. Me quedé un rato recapacitando, nunca se habían referido a mí como escritor. Realmente, L es escritora, pasa mucho tiempo escribiendo, recolectando información para sus libros, estudiando los escenarios y los personajes. Sin embargo yo, para nada me siento escritor. Es cierto que me gusta escribir de vez en cuando pero sin ningún tipo de disciplina, lo hago para relajarme, para anotar momentos personales, anécdotas… pero, claro, mi libro reposaba sobre aquella mesa llena de botellines de cerveza. Los tres hemos recorrido mundo, coincidimos que Praga, Budapest y Londres eran ciudades muy bellas. Para B Londres es su ciudad ideal para vivir. Con París, por el contrario, no  tuvo ningún tipo de feeling, la gente le pareció antipática, la ciudad como de cartón piedra, todo igual, y, además, no le produjo ninguna sensación el viaje en bateau  por el Sena. Napolés también le impactó positivamente. Y ambas coincidieron en que Berlín era un destino imperdible. L recomienda, en primer lugar subir al edificio de televisión, “el Fernsehturm”, uno de los símbolos de la Alemania Oriental, para poder disfrutar de sus vistas panorámicas y hacerte una idea real de cómo es aquella ciudad alemana.

A L le debía algo y quise “pagárselo” (es broma) con una botella de Caro Dorum. Ciertamente fue un acierto, incluso se emocionó, demostrando que es buena conocedora del vino. Nos despedimos con la promesa  de vernos pronto para disfrutar de momentos que quedan grabados en la parte importante de nuestro “disco duro”.

domingo, 1 de junio de 2014

SÉ DÓNDE DUERMEN LAS ARDILLAS


Hoy uno de mis sueños se ha hecho realidad. Amazon.es y Amazon.com han puesto a la venta mi libro "SÉ DÓNDE DUERMEN LAS ARDILLAS", prologado por la escritora soriana Lucía Santamaría Nájara. Tiene un módico precio (anticrisis) de 2,68 euros y se vende en formato e-Book. Espero que sea de vuestro agrado.

http://www.amazon.es/DÓNDE-VIVEN-LAS-ARDILLAS-APRESURADAMENTE-ebook/dp/B00KOW2PYS/ref=sr_1_1?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1401615410&sr=1-1&keywords=sé+dónde+viven+las+ardillas


LA VIDA PASA

“¡No hay naciones!, solo hay humanidad. Y si no llegamos a entender eso pronto, no habrá naciones, porque no habrá humanidad".   Isaac ...