Escucho "So tender” del inigualable Keith Jarrett, uno de los mejores músicos que han existido. Hace unas semanas, en una entrevista exclusiva para The New York Times, Jarrett puso fin a su silencio, explicando la dolorosa situación: el pianista sufrió un derrame cerebral a finales de febrero de 2018, y otro en mayo del año pasado. Y la más trágica consecuencia: con casi total seguridad, no volverá a tocar en público. Y, mientras escucho esta melodía, de tanta sensibilidad, con esa magia que aportan sus quejidos, me vengo abajo pensando en los designios de la vida. Y, ahora suena “One day I´ll Flay Away”, bufff, me parece una obra sentimental e interior, espiritual...
Y se me ha ido el hilo de mi escritura con tanta belleza, no sé qué quería decir, el piano de Keith me ha poseído y no puedo pensar, pero no me importa, claro, esta música me llega al alma y, por el momento, es suficiente para redimir mis penas, para pensar en un futuro mejor y, sobre todo, lleno de belleza y sensibilidad.
En febrero de 2017, al final del que sería ya su último concierto, en el Carnegie Hall de Nueva York, se despidió emocionado de los asistentes diciendo: “Sois el primer público que me ha hecho llorar”. En este momento, a pesar de la pandemia y con una noticia personal cuajada de buenas vibraciones, creo que también voy a llorar debido a esas notas, tan características de Keith y tan entregadas. Siempre estarás a mi lado, tu música permanecerá y a ti te quedan muchos años para adaptarte a la nueva situación. Te deseo lo mejor...
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