sábado, 7 de junio de 2025

QUISIERA SER UN PEZ (2)



"Como todos los domingos que estoy en casa (eso no ocurre a menudo) me gusta madrugar e ir a comprar el periódico y el pan. Estuve durante quince años levantándome demasiado temprano, los fines de semana, para ir a entrenar a un grupo de jóvenes, o bien viajando con ellos para participar en competiciones regionales o nacionales. Cuando lo dejé lo que más me gustaba era sentarme a devorar tranquilamente el periódico mientras escuchaba de fondo música clásica a poco volumen. Ahora, cuando consigo estar en casa un fin de semana sigo haciendo lo mismo, siempre comienzo este pequeño ritual leyendo la columna de Manuel Vicent, para mí uno de los mejores en este género, ahora mismo acabo de leer su última crónica mientras escucho de fondo el Adagio para cuerdas de Samuel Barber, trata del último atentado de ETA en Madrid y de nuestros políticos (no recuerdo quién dijo que la política es demasiado importante como para dejarla en manos de los políticos).

Ha acabado la Navidad y un cartel de la gasolinera donde compro la prensa y el pan, sé que es curioso comprar pan y periódicos en una gasolinera, pero la cosa es así de surrealista en los últimos años, rezaba: “Navidad es regalar”. Como decía más arriba las fiestas del consumismo afortunadamente han terminado, pero todavía quedan esos coletazos en forma de reclamos de tan poco gusto a estas alturas. Leía hace unos días que España es uno de los países que más dinero gasta en esas fechas, incluso por delante de Estados Unidos, y quiero pensar que se trata de una vorágine despiadada que irá incrementándose año tras año. Sería de suponer que se gasta para pasarlo mejor, para hacernos querer más, para que nuestros hijos tengan lo último en juguetes y en informática, pero no es así, todo sigue más o menos igual y nos vamos convirtiendo en marionetas manejadas por el consumo y sus distribuidores mejor aleccionados para sacarnos nuestros últimos cuartos.

La víspera de Reyes, por cierto, alguien me envió un mensaje en el que me decía: “Qué este nuevo año se cumplan tus sueños”. Me hizo gracia, a veces decimos o escribimos cosas para quedar bien y que suenen lo mejor posible, pero, curiosamente, esta noche uno de mis sueños se cumplió. Soñé que era un pez, puedo decir que ha sido uno de mis mejores experiencias, me encontraba confortablemente sumergido con una calidez que nunca antes había sentido, las luces del fondo del mar eran apasionantes, las texturas eran distintas a todo lo conocido, no existía peligro alguno y eso que yo era un pez pequeñito. Cuando desperté, traté de continuar sumergido en mi sueño, llené la bañera con agua bien calentita e hice una inmersión tranquila. Ciertamente no era igual estar en la bañera que en el fondo de un cálido mar pero al menos sirvió para tener la sensación de bienestar que no podría encontrar en otro lugar.

Cómo se puede comprobar mis sueños son sencillos, ser un pez no cuesta mucho, tan solo se necesita cierta dosis de mentalización y un poco de suerte, aunque mis sueños más esperanzadores no se diferencian demasiado con los del resto del universo: paz, que nadie pase hambre en el mundo y que los que tenemos la suerte de disponer de bienestar económico, de vivir en el primer mundo, tengamos la sensatez de no malgastar nuestro dinero en lo que se les ocurre a los demás que debemos gastarlo. Deberíamos concienciar a nuestros hijos, a las próximas generaciones, a esos políticos en cuyas manos está algo tan importante como la política, que debemos trabajar hombro con hombro para intentar que no existan los desequilibrios que ahora, desgraciadamente, existen y abandonar esos malos hábitos de consumo que no hacen sino ir degenerando y deteriorando al ser humano.

No creo que se cumplan mis sueños para este año pero me agradará recibir otro mensaje semejante el año próximo, no cuesta nada y una sonrisa iluminará de nuevo mi cara esperando tener el mismo sueño que el que he tenido este año".

7 de enero de 2007

viernes, 6 de junio de 2025

DÍAS DE BALNEARIO


Desde que me jubilé, anticipadamente, disfruto de lo que yo llamo “Días de balneario".  Más que días son semanas, entre cinco y siete, dependiendo de otras responsabilidades, durante los meses de mayo y junio, y otras tantas semanas distribuidas entre septiembre y octubre, que disfruto en Peñíscola. Evitando así los meses de julio y agosto, con ese trasiego multitudinario que genera  ruido, contaminación y congestión. 

En esos “Días de balneario” soy feliz con una rutina muchas veces reventada por amigos con los que comparto otros espacios menos habituales y repetitivos. Normalmente madrugo, entre las 7:00 y 7:20 horas, para caminar por la playa durante hora y media, luego hago ejercicio físico durante otra hora y me relajo leyendo al sol alrededor de dos horas, intercalando la lectura con baños en el mar, que por cierto está ahora a una temperatura de 23,5 grados (tal vez mi temperatura favorita para disfrutar del baño). Después visita a la piscina para hacer unos “largos” y comida con siesta de 20´. 

Cuando estoy tendido en mi silla leyendo hay un momento especial. Estoy junto a cuatro o seis amigos-vecinos de urbanización, todos relajados tomando el sol, y a lo lejos, repentinamente, se escucha la voz de una persona entonando el "ho ho ho”, la risa característica de Papá Noel, utilizada para representar la alegría y el buen humor que trae consigo la Navidad. Y tras el “ho, ho, ho” aparece Ángel, el vasco de Ricla, un jubilado entrañable, de apellido euskaldún, que vive en un barrio de Zaragoza donde ejerce de tesorero en una asociación de Séniors y que en Navidad  se disfraza de Papa Nöel para regocijo de los niños. De mis seis amigos, cuatro son vascos. Viene todos los días a visitarnos y cuando llega se presenta con un “egu non”, “eskerrik asco” y “agur”, todos nos agrupamos a su alrededor para escucharlo, sus chascarrillos y sentido del humor son dignos de admiración, rompe nuestra rutina alegrándonos y emitiendo todos los presentes grandes carcajadas. No está con nosotros más de diez minutos, pero es una tregua temporal impagable. Ángel se sitúa en la playa a escasos diez minutos andando de dónde nos encontramos nosotros y siempre que paseo por su zona le saludo y charlamos un rato. Hoy me dijo que esperaba a su hija que llegaba de Zaragoza y mañana a su hijo, para junto a su mujer celebrarlo en un restaurante de la zona con lo que él denomina “la gran mariscada”. 

Hay otros personajes peculiares por la playa, tal vez en otra ocasión hable de alguno de ellos, pero Ángel, una persona de unos 78 años, es optimista ante la vida, alegre y  te trasmite una vanguardia vital extraordinaria. Seguiré disfrutándolo hasta el día 20 que regresa a su domicilio maño.  

jueves, 5 de junio de 2025

LA MAYA, ALCOSSEBRE.

 


Ayer por la tarde estuve con unos amigos en Alcossebre, localidad cercana a Peñíscola (30 km). Es una pequeña población que consta de diez kilómetros de costa repartidos en cinco playas y diversas calas vírgenes, con una población en invierno que no llega a los 2000 habitantes. Se encuentra en la Costa del Azahar lindando con los términos municipales de Peñíscola (al norte) y Torreblanca (al sur). Además de contar con la zona costera, se caracteriza por disponer de diversos miradores que ofrecen las montañas pertenecientes al paraje natural de la Sierra de Irta.

Antes de tener segunda vivienda en Peñíscola visitaba con regularidad Alcossebre. Soy asiduo desde antes de 1990. Por entonces unos compañeros de bádminton visitaron la población y me convencieron para que la visitara. Estuvieron en un camping de alemanes, recomendado por ARAG Alemania, similar de RACE en España. Visitamos el camping "Playa Tropicana" en junio del año siguiente aconsejado por  mis amigos ¿1989? Situado en primera línea de playa , rodeado de un entorno tranquilo, lejos del ruido de la ciudad. Estábamos trabajando con mucha tensión y esa opción nos venía de lujo para descansar y recuperarnos. Nos fue tan bien que durante varios años (alrededor de 10 años consecutivos), siempre coincidiendo con las fiestas de San Juan de Soria, pernoctábamos en el camping durante 6 noches cada finales de junio. En cada estancia visitábamos una jornada Peñíscola, íbamos después de comer, paseábamos por la ciudad y cenábamos en algún restaurante pescado recién cogido.

Llevo en Peñíscola desde el 2001 y ahora devolvemos visita a Alcocebre casi siempre que podemos, suele coincidir en martes ya que se celebra un mercadillo con numerosos puestos de ropa, fruta, verdura y esa clase de productos que venden en ese tipo de bazares al aire libre. A veces compramos fruta, pero, soobre todo, nos gusta pasear por su paseo maritimo. Luego hacemos cola en "La Maya", lugar emblemático de tapas y raciones con vistas al mar. En invierno y en verano siempre hay una hilera de personas apoyadas en la barandilla que separa el paseo de la playa. Siempre hay que esperar para sentarse en una mesa. Luego nos gusta pedir sepia ("enterita"), mejillones, gambas al ajillo, boquerones en vinagre o fritos, croquetas... la carta es muy larga. Y, aunque se ha subido, como todo, el precio sigue siendo bueno.

Mis amigos de Santurce no conocían "La Maya" y quedaron encantados. Y, para incrementar la calidad, la situación y demás, nos atendió un camarero que creo que se llama David. Realmente no sé cómo se llama, pero acabo de leer la última reseña de Google del restaurante y dice -"quiero destacar especialmente la atención de David, un camarero muy joven que lleva poco tiempo en el equipo (desde Semana Santa, según me contó). Me sorprendió su empatía, amabilidad y profesionalidad — cualidades que no siempre se encuentran en alguien que está empezando. David nos atendió con una sonrisa constante, atento a cada detalle sin ser invasivo, y con una actitud impecable. Se nota que le gusta su trabajo y que tiene muchas ganas de hacerlo bien. Creo sinceramente que personas así suman muchísimo al equipo y al espíritu del bar. ¡Ojalá le den la oportunidad de quedarse mucho tiempo más!".







lunes, 26 de mayo de 2025

IR A LA HABANA




Leo una novela cuya trama se desarrolla en Comillas, en mi tierra. Trata de los viajes del Rey Alfonso XII y su familia, invitados por el Marqués Antonio López a disfrutar del verano en la Villa y sus “baños de ola”, de moda entonces. Y, por cierto, no sé exactamente por qué he iniciado mi texto de esta manera, tiene que tener algún sentido, pero ahora no lo encuentro, tal vez cuando siga escribiendo lo sepa.


El caso es que disfruto de una tarde cuya vista principal y protagonista es el mar, que está muy tranquilo, también bello con un color argenta en el atardecer. Escucho a Kevin Johansen, a The  Cat Empire, que siempre me producen ganas de bailar, de disfrutar de esos ritmos que imprimen alegría de vivir. Y, sin embargo, he pasado de esas alegres canciones a escuchar ahora a Silvio Rodríguez, tan intimas, profundas, interiores… Y, tal vez, la novela que comentaba al principio del texto tenga algo que ver con otra obra literaria, en este caso un audiolibro que voy escuchando en mis paseos diarios por la playa de ese mar argenta, que se titula “Ir a La Habana”. 


“…Te doy una canción y digo Patria y sigo hablando para mi…” “…En la cama su silueta se dibuja cual promesa, de llenar el breve espacio en que no está…”  y escuchando a Silvio y leyendo, perdón escuchando, a Leonardo Panura los recuerdos me llevan a esa isla mágica, tan ferozmente maltratada, en la que viví grandes momentos de descubrimiento de la vida de un ser querido que ya no está. Me impactó Cuba, sobre todo la de interior, con sus gentes amables, educadas y bastante tímidas con los extranjeros, aunque siendo “gallegos” todo era mucho más fácil. Y, justamente, quería hablar de descubrimientos, Comillas es mi lugar ideal, me parece un lugar perfecto para vivir. A Silvio lo descubrí en un bar de noche de Santiago, me pasó algo parecido dos años antes al descubrir a Leonard Cohen. Momentos mágicos: Comillas, Cuba, Silvio, Cohen, el mar, “ Mi unicornio azul, ayer se me perdió, y puede parecer acaso una obsesión pero no tengo más que un unicornio azul. Y aunque tuviera dos yo solo quiero aquel…”



“…Hay cosas que sé

Y hay cosas que no sé

Y hay cosas que no sé que sé

Y hay cosas que no sé que no sé

Hay cosas que sé

Y hay cosas que no sé

Y hay cosas que no sé que sé

Y hay cosas que no sé que no sé…”

viernes, 16 de mayo de 2025

AUTOCARAVANAS

 




Hoy de nuevo salí a caminar por Peñíscola, lo hice por la ruta que suelo hacer en invierno, algo más larga. Sin embargo, al contrario de lo que pasa en invierno, en las terrazas más frecuentadas en la hora del desayuno, "La Marsela" (playa norte), "café Soseta" y el "Hogar del Jubilado" (ambas en playa sur), prácticamente no había clientes.

La mañana estaba soleada, pero de nuevo tuve que ponerme la parte superior del chándal. Ayer hablaba  sobre el parking gratuito de las autocaravanas al lado del polideportivo, y hoy me he dado cuenta de qué, además de estar anulada toda esa zona que comenté, las que se sitúan en la zona de los aparcamientos de zona azul (sin funcionar en mayo) tenían una nota de la policía local informándoles de que estaba prohibido aparcar.

Soy asiduo a un canal de YouTube que se llama "la gaviota viajera". Está creado por una pareja de  autocaravanistas jubilados que recorren el mundo en su vehículo, lo que  ellos  denominan "la desconexión" y, curiosamente, siempre critican las zonas municipales donde  no se  puede aparcar gratuitamente, casi siempre tienen que buscar campings o zonas   de pago para aparcar. Ciertamente entiendo que esté prohibido, hay lugares seguros para hacerlo que pagan impuestos, justamente para que las autocaravanas se establezcan allí. Pasa lo mismo que con los manteros, venden productos que no están homologados, son productos falsificados y y además tampoco pagan impuestos. Por lo tanto, me parece justo que se implanten ese tipo de prohibiciones. Vivimos en una sociedad que justifica esas actuaciones  para corresponder a los negocios registrados municipalmente, además existen en todas las provincias parkings de pernocta para autocaravanas y campers sin coste, supongo que el problema será que estarán  alejadas del centro de los municipios.

Durante mi itinerario también pude comprobar el parque internacional de turismos aparcados en el trayecto. Es muy cambiante dependiendo de la época, de los meses y estaciones. Prácticamente dos de cada diez ahora son franceses y uno de cada diez se dividiría entre alemanes, nederlandeses, belgas e ingleses. En invierno desaparecen los turistas franceses (aunque muchos residen en el municipio casi todo el año) y aumentan los ingleses, alemanes y escandinavos.  



jueves, 15 de mayo de 2025

PASEO MATUTINO




Esta mañana el cielo estaba gris, así que decidí hacer caminando mi ruta de invierno, un kilómetro y medio más de lo que hago habitualmente en estas fechas primaverales. En mis auriculares sonaba Chet Baker, todo un lujo para mis oídos. No había mucha gente por el camino, pero cuando me encaminé a “la marjal”, en esa pasarela de unos 400 metros por donde pasan multitud de estudiantes y familiares que se dirigen al colegio público Jaume Sanz, tuve que esquivar a varios de ellos para intentar mantener mi ritmo. Es curiosa la actividad que tiene a esas horas la policía municipal, en la rotonda de la Fuente Marítima se forman atascos de vehículos que llevan a sus hijos al colegio, los pasos de cebra también son custodiados por los agentes, es impresionante el movimiento del municipio a esa hora, cercana a las nueve de la mañana. Justamente a las nueve, en la fuente, se congregaban más de cien ciclistas séniors, hombres y mujeres, que comenzaban una ruta en grupos de 9-12 ciclistas por turno, supongo que para evitar trastornos en la carretera. Cuando ya estaba en mi urbanización, justo a la una de la tarde, comprobé que regresaban tras llevar cuatro horas sentados en el sillín desde su salida. Considero que con un buen almuerzo entre tanto.

Durante mi recorrido de unos 7 km aproximadamente no hubo más particularidades, salvo varios perros paseando con sus dueños y que la zona del polideportivo, donde suelen aparcar las autocaravanas, estaba vallada por obras. Seguí mi camino por el camping Edén y finalicé mi recorrido. Otra hora de gimnasia y después me esperaba un bañito en el mar con una temperatura del agua cercana a los 20 grados y una sentada de dos horas al sol leyendo.

Cuando salí del mar, una pareja me preguntó si el agua estaba helada. Les respondí que para mí estaba muy buena, pero que era relativo, claro. Les dije que estaba prácticamente  a la misma temperatura que el mar Cantábrico en julio. Me contestaron que para ellos la temperatura del Mediterráneo incluso en agosto era fría. Esas cosas no las entiendo.

miércoles, 14 de mayo de 2025

PRÓPOSITOS PRIMAVERALES



Estoy siendo bastante metódico con mis propósitos para las semanas venideras. Me levantó entre las 7:15 y 7:30 horas, camino alrededor de seis kilómetros por la playa o el paseo, dependiendo si voy en una dirección u otra. Una vez en mi apartamento, con vistas al mar, realizo una tabla de ejercicios físicos, diseñada por mí y adaptada a mi edad y que dura, aproximadamente, una hora. Bebo un litro de agua y hago estiramientos al finalizar (también al comenzar). Me sienta fenomenal, luego me baño en el mar o en la piscina, me relajo leyendo durante un par de horas para después tomar una gilda maridada con un vermú (¿o es al revés?) contemplando el Mediterráneo con ese punto de luz que te adereza los sentidos. 

Durante alrededor de ocho semanas la mayoría de las mañanas serán así, monótonas y similares, pero no me importa, es lo que he buscado durante el largo invierno, disfrutar de la maravillosa temperatura, los baños en el mar, la lectura tomando el sol y la alegría de los pájaros que siempre me acompañan con sus cánticos animando la jornada. No busco nada más, simplemente vivir, disfrutar sin condicionantes, pasar el tiempo de la mejor manera posible, en una palabra “vivir”, siempre en la mejor compañía, que eso es la base de la felicidad.

Hoy mi caminata fue en dirección norte ya que tenía que comprar fruta en un establecimiento ubicado en ese sentido, así que incorporé a mis pertrechos (móvil, gafas, dinero, pañuelos, gorra) la mochila. En la frutería en la que suelo comprar no tenían buen producto, me desencantó, mala calidad y muy caro todo. Salí con la mochila vacía. Aprovechando el camino visité otra frutería, compré naranjas de cosecha propia (las que me gustan), peras y albaricoques. El precio me pareció excesivo, las peras a casi cuatro euros el kilo y los albaricoques a más de seis euros.

Ya cerca de mi apartamento me hizo gracia la conversación que mantenían dos mujeres al pasar a mi lado. -Estoy un poco harta ya de esto, decía una. -Yo de lo que estoy harta es de la monotonía que tenemos en Burgos, contestaba la otra. Entendía a la perfección la conversación ya que a mi me pasa lo mismo cuando llevo tiempo aquí, ya comentaba anteriormente que los días son monótonos y llega un momento en el que quieres  cambiar la rutina. Me sentí totalmente identificado con ellas, parte de la cotidianidad que me encanta.


QUISIERA SER UN PEZ (2)

" Como todos los domingos que estoy en casa (eso no ocurre a menudo) me gusta madrugar e ir a comprar el periódico y el pan. Estuve dur...