Dentro de unos días, concretamente el día 23, será el trigésimo aniversario del fracasado golpe de estado. Cómo pasa el tiempo. Me quedé perplejo cuando lo leí en el periódico con el título ¿Qué hiciste aquel día? En ese artículo hablan, entre otros, el Presidente del Gobierno, que por entonces tenía 20 años y preparaba un examen en León, y el líder de la oposición y próximo Presidente (dios nos coja confesados) que había acabado “la mili” y estaba cortándose el pelo en Pontevedra. La noticia me hizo echar la vista atrás en uno de esos días (junto a los atentados de las Torres Gemelas y alguno otro) que quedan grabados para siempre. Ese triste día me encontraba de guardia en Ferrol cumpliendo el servicio militar. Era Cabo, a mi pesar, y tenía cierta responsabilidad ya que mi cometido era la vigilancia de la puerta principal de la Estación Naval de la Graña. Entonces no había teléfonos móviles ni Facebook. La radio emitía informaciones sobre lo que estaba ocurriendo en Madrid y Valencia, principalmente, después del asalto al Congreso. No daba crédito. Pasé el día preocupado, escuchando las noticias. Peligraba la libertad de todos los españoles pero, además, yo me encontraba en una cueva profunda y oscura. Por suerte, a medida que iban pasando las horas todo parecía que podía volver a la normalidad. Lo que ocurrió después es conocido por todos. He estado ojeando datos comparativos de esos treinta años y me han llamado la atención algunos. La población en España ha aumentado 10,2 millones de habitantes; el paro, 8,9 puntos y el parque automovilístico casi 13 millones de vehículos. Todo va muy deprisa por lo que se ve. El 23 de febrero de 1981 mi coche, un Dyane 6 rojo, apodado “El Soviet”,estaba arrestado por un periodo de 6 meses. Su dueño, un servidor, también estaba arrestado. ¿Motivo? Semanas antes regresaba desde El Ferrol a La Graña, distantes unos 5 kilómetros, y cogí a un par de marineros que se dirigían a su barco atracado en la Base en la que cumplía mi servicio militar. No les conocía de nada. Hicieron dedo y comprobé en la cinta de sus gorros el nombre del barco. Una vez dentro del coche avistamos una pareja de la Policía Naval, el que iba sentado atrás abrió la ventanilla y les gritó:“hijos de puta”. Los polis tomaron mi matricula y se decidió que la culpa la pagáramos a medias “El Soviet” y yo. Ciertamente era un destino surrealista. También estaba arrestado un palo de la luz que había caído sobre un sargento un día de tormenta y un perro que no podía salir de la base porque había mordido a un oficial. Pero lo peor no era eso, siempre tenía que haber un marinero de guardia al lado del palo y si el perro salía a la calle todo el cuerpo de guardia se vería arrestado. Ese 23 de febrero fue un día que me marcó para siempre, aunque todo lo que viví entonces, en aquel destino inaudito, no se lo deseo a nadie. Curiosamente, el teniente coronel de la Guardia Cívil, Antonio Tejero, cabecilla del golpe de estado, estuvo arrestado sus primeros años al otro lado de la Ría de Ferrol, justo enfrente de donde yo me encontraba entonces. Casualidades de la vida y del destino.
domingo, 20 de febrero de 2011
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9 comentarios:
Hola Cabo López, :)),
muy bueno lo del palo y el pobre perro ( seguro q ue sabía bien a quién mordía..jojo), y la crónica.
A los que no hemos vivido eso nos encanta escuchar historias surrealistas de la mili.:) ( sorry), precisamente por eso,
Saludos, ( civiles :)
Cuantas cosas surrealistas se daban en aquel entorno, no ya surealista, sino directamente Ireal.
Por mi parte, Un servidor juró bandera el dia anterior al intento de golpe, o sease, tal dia como hoy, 30 años atrás. El golpe lo viví, pues, en el permiso de jura, en la región militar de Valencia y cuando dieron noticia del toque de queda, lo que más nos preocupó a un colega y a mi, era que cerraran los bares, por lo que intentamos que si tal cosa sucediera, nos pillara dcentro de alguno.
Al incorporarme al cuartel para vivir un año surreal (también estuve arrestado por hacer autostop) entonces fui consciente de lo que pudo haber pasado de verdad. Entonces me entró terror a posteriori. Tremendo.
Saludos
Como han cambiado los tiempos.
Yo recuerdo el día siguiente. El 24 de febrero cumplía 7 años. Entonces no hacían televisión por las mañanas y ese día hicieron. Yo le preguntaba a mi madre que porque era y ella me decía que era por ser mi cumpleaños (supongo que entonces no lo hubiera entendido). Si que recuerdo que mi abuelo estaba muy nervioso, no hacía más que "jurar" de los militares. En fin, cosas que siempre recuerdo estos días.
Un saludo.
Mariluz, te voy a dar¡¡¡¡¡¡¡¡¡
José, mucho surrealismo en nuestra vida ¿verdad? Gracias por la visita.
Pequeño Marino, felices 37. Abrazos.
Ozú, qué miedo, Cabo López...:)))
besitos, besitos, ozú
Siento que no guardes buenos recuerdos de tierras ferrolanas, Luis. Yo sigo pasando por ahí muchas veces; por A Graña, por Ferrol, por ese castillo de La Palma que da la bienvenida a la ría con el de San Felipe...
Me ha encantado escuchar vuestras historias. Yo no recuerdo ese día. Feliz niña era entonces...
Campurriana, guardo buenos recuerdos de Ferrol, de Mugardos, de Pontedeume... hablaba de ese día tan especial y los malos rollos militares. Besos.
Ya me has dejado más tranquila, Luis. Me alegro porque esa zona tiene muchas cosas que merecen la pena...
Gracias por la aclaración.
Creo que he enviado mi otra dirección, Luis.
Un saludo desde tierras compostelanas.
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