Estoy editando fotos de mi reciente viaje a Baviera y ahora me tocan las capturadas en la bella villa de Bad Tólz. Tuve un tío, que aunque no de sangre si cercano por diversas circunstancias de la vida, que emigró a Hamburgo y cuando regresaba, aparte de jarras de cerveza y relojes de cuco, nos invitaba a leer a los escritores alemanes: Thomas Mann (premio Nobel de literatura en 1929); Heinrich Mann, su hermano; Bertolt Brech; Stefan Zweig; Franz Kafka; Herman Hesse, Anna Seghers; E.M. Remarque…
En el año 1331, el emperador Luis IV otorgó al pueblo el derecho de mercado, el cual fue de crucial importancia para su crecimiento. Durante los siglos siguientes, los balseros (los Kistler con sus «cajas Tölzer») y los cerveceros dominaron el comercio de Tölz.
En los siglos siguientes, también se vio afectado por la Guerra de los Treinta Años, la Guerra de Sucesión española, pestes e inundaciones.
En 1845, el criado del granjero Caspar Riesch descubrió, por casualidad, una fuente de yodo cerca de Tölz. A partir de aquí, se crearon baños e instalaciones de spa, lo que ocasionó otro salto de crecimiento y la llegada de miles de visitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario