M.
vive en París, en el arrondissement (distrito) 17, cerca de los Campos Elíseos. Es ingeniero y trabaja por su cuenta. Tiene
un negocio que asesora a empresarios extranjeros que quieren comprar
terrenos, pisos, fabricas… en Francia. Habla a la perfección cuatro idiomas:
francés, castellano, alemán e inglés. Es elegante vistiendo y tiene aspecto de galán italiano. Anoche, estuvimos
juntos unas horas hablando de su país, tan querido para mi, y de todo lo que
está pasando en España. Tomamos buen
vino, un Dinastía Vivanco, Rioja baja, exquisito. Conversamos sobre los buenos
vinos (su favorito español es el Pesquera y la denominación Borgoña en lo
referente a su país de origen) y sobre una tienda espectacular de vino en París
que ambos conocemos. Degustamos la sabrosa cena fría que habían preparado en
Mandarina, con motivo de su octavo aniversario, y luego bebimos un cava muy
elegante.
V.
vive en Lugano, cerca de la frontera Suiza con Italia. Tiene un cargo de
responsabilidad en un afamado banco. Habla a la perfección cuatro idiomas:
italiano, español, francés e inglés. Llevaba un vestido largo de noche. Algunos
familiares y amigos, cuando acabó la cena, fuimos invitados por ella, a una
zona más apartada, para tomar unas botellas de cava. Faltaban cinco minutos
para que fuese su cumpleaños. Ha venido a España para celebrarlo con su padres,
jubilados que pasan varios meses al año en Peñíscola, con su hermana y su
cuñado.
Después
de servirnos, estuvo todo el tiempo mirando
su iPhone. Cuando dieron las doce todo el mundo estaba despistado menos
yo que seguía atento sus movimientos. Me acerqué y le di un beso, diciéndole:
“siento ser yo el primero que te felicita”. Sonrió con complicidad. Luego se
acercaron sus familiares y le cantaron el Happy Birthday.
M.
al irse de la terraza donde se celebraba la fiesta me dijo que le llamara
cuando fuera a París para comer juntos. Se queda unos días en una urbanización
a unos kilómetros de Peñíscola pero va a estar muy liado ayudando a su padre
reparando alguna cosa de su finca. A V. la veré hoy y mañana. Cuando me fui,
hacía las dos, estaba bailando con la mente puesta en otro lugar.
1 comentario:
Hola querido y admirado amigo, siento tristeza al leer lo que escribes pero es una tristeza cierta.Los jóvenes no ven un futuro y los no tan jovenes dicen que para que van a estudiar.Esta generación de la mas preparada es la que peor tiene el futuro.Espero de corazón que todos y cada uno de ellos tengan la posibilidad de conseguir un trabajo que les permita una vida digna.Besos inmensos de luz.
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