Estos días
todos estamos pensando en la carretera. Son cuatro días que saben a gloria
teniendo en cuenta que acaba de comenzar la primavera, los días son ya algo más
largos y el invierno, con tanta crisis y
poco presupuesto, ha sido excesivamente duro. Aprovechando el éxodo que se
produce siempre por Semana Santa, la DGT estrena un helicóptero con radar para
cazar infractores. El seguimiento del vehículo se realiza mediante un telémetro
láser que puede detectar velocidades de hasta 360 km/h. Es curioso, o tal vez
no tanto, pero la cifra que calcula
Tráfico es de trece millones de desplazamientos, trescientos mil más que
en la misma fecha del año anterior. Yo creo que la crisis hace que se
concentren más, durante los mismos días, los viajeros que se desplazan, sin
embargo, he notado que los
desplazamientos en fines de semana normales han descendido.
Y, teniendo en
cuenta que hablamos de automóviles, esa
noticia del helicóptero coincide con otra que llega de Jerusalén. Pero no se
trata de un carro normal, se trata del sofisticado Cadillac de Obama, que está
reforzado hasta contra ataques bioquímicos y tiene sistema de visión nocturna.
La noticia es que se averió al repostar con diésel en lugar de gasolina. Pasa
cada cosa… y es que parece mentira que una limusina que lleva en el maletero
hasta tanques de oxigeno y reserva de sangre compatibles con la del presidente,
pueda tener una avería por un descuido de un empleado. Pero no se preocupen, el
problema técnico fue reparado de manera fulminante, no se vaya a pensar que un
país tan unido sentimentalmente al yanqui no tenga las garantías técnicas
que EE.UU. se merece.
Esta misma
tarde viajo a Zamora, intentaré ver las primeras procesiones, aunque, como
escribe mi amigo Boris en el Facebook, “vi las procesiones de pequeño y es algo
que no cambia, ni para bien ni para mal. Vistas todas , lo único que me gusta
ahora es ver a los amigos de fuera y las sopas de ajo, el resto…” Y, aunque,
para mi tampoco las procesiones sean suficiente reclamo, lo siguen siendo por
aquellas tierras, los callos del Tupinamba, las exquisiteces del Hispano, los
pinchos del Viriato, los morunos del Lobo
maridados con cualquiera de los
vinos de la provincia: Toro, Tierra del vino, Benavente o los Arribes. Semana Santa también es buena
época para pecar… en Zamora te lo ponen fácil. Feliz Semana Santa, amigos y
cuidado con la carretera y los helicópteros.
1 comentario:
La Semana Santa castellana me parece espectacular. He vivido la andaluza, en Sevilla, y, sin duda, me quedo con la de Castilla.
Buen viaje.
Publicar un comentario