lunes, 27 de septiembre de 2010

DE MERIDIE



Después del mediodía puede ser buen momento para estudiar. Es otoño y el atardecer está al caer. Hay que aprovechar, por tanto, la luz natural. Hacía las ocho empezará a oscurecer. Luz post-equinoccial.
Fotografiaba una fuente y por el rabillo del ojo me percaté de la existencia de una chica sentada en un banco cercano. También de uno de esos clochards que deambulan por las ciudades. Ella, concentrada en sus apuntes. Él, esparciendo por el suelo la basura que había recogido de la bolsa de una papelera. Yo, curiosamente desapercibido para ambos (lo mejor que le puede pasar al fotógrafo), espiando la situación guarnecido tras la cámara. Seguí haciendo fotos a la fuente, mientras percibía lo que pasaba a mí alrededor. El vagabundo intentaba llamar la atención de la chica. –“Rubia noruega, mira que guarra es la gente”. Ella, levantaba un poco la vista de su cuaderno y le miraba esquivamente. Más tarde, el vagabundo desapareció del parque con sus enseres y algunos desperdicios procedentes de las papeleras, la rubia siguió incondicional a la lectura, ventilando los dedos de sus pies, y yo desaparecí camino de la Plaza Mayor. El atardecer salmantino prometía buenas imágenes y alguna sorpresa.

2 comentarios:

Mariluz Arregui dijo...

Luz post- equinoccial,

'robado' paparazzi_cial,

:))

Unknown dijo...

Preciosa fotografia y excelente narración.Eres un ser nato para la escritura y la fotografia.Creo que naciste con ese bello don.Que el Universo te conceda todos tus sueños.Besos.

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