miércoles, 22 de diciembre de 2010

22 DICIEMBRE


Me sorprende escuchar el griterío de los niños y niñas en su sagrado recreo estando yo de vacaciones. Paso por “La Milagrosa”, en la céntrica calla San Torcuato y el bullicio es descomunal, muy superior en decibelios a recreos habituales. Estamos a las puertas de Navidad y, al parecer, la felicidad se contagia, todos nos volvemos locos. Saludo, ya en Santa Clara, a mi amigo Lagutik que ha cambiado de ubicación para tocar su acordeón. Hablamos de su familia y de las próximas celebraciones navideñas. Su hermano ha estado hace escasos días en Zamora y ya está de vuelta en Soria (fría y pura). Visito una exposición en la biblioteca y me sorprende una colección de fotos sobre el agua. Me asomo a la pista de hielo que todos los años instalan en el parque de la Marina y a unos metros de allí contemplo con expectación a una docena de adolescentes que huyen despavoridos. Poco después, un chino aparece con un palo, amenazándolos, pero no logra alcanzarlos, se muestra excesivamente lento. Poco después me cruzo con una quinceañera que muestra unas piernas espectaculares. A su lado, atado como una lapa, un niño menos desarrollado que la joven de corta falda, se la come a besos en el semáforo. Es Navidad y hay que celebrarlo. Luego, en el Brasilia, leo las noticias en la prensa. Me llaman la atención dos de ellas. Un escritor escribe su columna sobre Ana Franco, a la que conocí personalmente. Al parecer ha fallecido. Se trataba de una gran artista zamorana, madre de José Ángel Barrueco. Otra de las noticias locales también es de sucesos. Durante la madrugada una furgoneta cae por el Puente de Piedra. Su conductor aparece muerto. Se trataba de un preso que celebraba su puesta en libertad de la cárcel de Topas. Al salir del Brasilia sigo viendo estudiantes con una especie de cuernos de cartón, de gamo o ciervo, en la cabeza. Con seguridad, pandillas que han terminado los exámenes y tienen ganas de juerga para quitarse de encima ese estrés que todos hemos pasado. Recuerdo que era como tomar aire de nuevo, soltar el lastre de esa memorización de conceptos de cara a una calificación parcial. Es 22 de diciembre y todo el mundo habla de la lotería. Curiosamente hace un buen día, una inusual temperatura para la fecha en que nos encontramos. Varias personas mayores disfrutan del sol en los bancos del parque. Camino ,sin objetivo fijo, disfrutando de la libertad que producen las vacaciones mientras recuerdo que la ley Sinde ha fracasado. Una sonrisa burlona aparece en mi cara. “En pie, famélica legión”. Sigo disfrutando, es Navidad.

1 comentario:

Mariluz Arregui dijo...

Guay el cuadro que dibujas,

me quedo con dos personajes: el niño-lapa y su novieta quinceañera de piernas largas. Que sea larga y feliz su Navidad, como la tuya.

Besos prenavideños

¿QUIÉN PERTURBA LA PAZ DE ESTE CONVENTO?

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