Haciendo
esquina con la calle Steenstraat , en plena plaza Markt de Brujas, se
encuentra una tienda de chocolate y bombones de la prestigiosa marca Godiva que
data de 1926. Cuando estuvimos allí una mañana laborable no se encontraba nadie
en la tienda salvo dos dependientas perfectamente ataviadas. Eran muy bellas
ambas y por sus atuendos parecían azafatas de una compañía aérea. Pregunté a una
de ellas algo sobre los bombones, en inglés, y por su acento pude apreciar que
era sudamericana. Le dije que era español y ella me contestó que brasileña,
concretamente de Fortaleza, en el noreste del país. Tomé confianza y comencé a
gastar bromas ya que ella entraba al trapo. Todo lo que yo decía se lo traducía
a su compañera, belga, y ambas carcajeaban con ganas. Creo que les alegré la mañana. Cuando retomé mi faceta seria pregunté a la
brasileña si, efectivamente, Godiva no sólo era uno de los más famosos
chocolates del mundo sino también el mejor. Me contestó que el único que les
hacía la competencia por su calidad era Neuhaus. Antes de la visita ya habíamos
comprado otro chocolate, no recuerdo ahora la marca, pero hasta ese momento,
para mi, el más famoso de los belgas en
España. No compré más bombones hasta que estuvimos en los comercios del
interior del aeropuerto de Bruselas para regresar a Barcelona. Ya en España,
después de tratar los bombones como quien trata a un bebé, llegaron en perfecto
estado de conservación a nuestros familiares y amigos. Después de una cata
amplia en lo referente al número (teniendo en cuenta que cada bombón cuesta un
euro pueden ustedes suponer que me gasté un pastón) he de decir que mis
favoritos, sintiendo ser infiel a mis amigas de Godiva-Brujas, sin lugar a
dudas fueron los Neuhaus, aunque los Godiva también son excelentes, claro.
También diré que los bombones belgas, desde mi humilde punto de vista, son, sin
duda, los mejores del mundo. Nunca he comido, ni creo que comeré, nada igual.
Si tengo
tiempo y ganas, en otra entrada hablaré de las cervezas, la otra joya de la
corona belga. Por su culpa mi cuerpo ganó algo más de dos kilos, que por suerte
y mucho esfuerzo ya se han esfumado.