Hacia 1516,
Carlos V, soberano de los Países Bajos acepta la corona de Castilla y Aragón
accediendo a ser Carlos I de España. Las historias de España y Flandes se unían
entonces para mantener una muy estrecha relación a través de los siglos.
Numerosos comerciantes españoles ya habían viajado a Flandes y formado en
Brujas una importante comunidad. De hecho, en 1330 se crea un consulado
especialmente para ellos y, todavía en la actualidad, dos hoteles hacen alusión
a aquellos tiempos: el hotel Navarra y el hotel Aragón.
Después de
encontrar, y visitar, el jardín secreto del Monasterio Jesuita en el número 10
de la calle Kortewinkel, tras haber contemplado una fachada única,
completamente de madera, del siglo XVI, llego hasta el Spaanse Loskaai –el
Muelle de los Españoles- que en tiempo borgoñón fue el puerto de los
comerciantes españoles. Dejo a la izquierda un puente pintoresco con bellas
vistas que se llama de los Agustinos y es el más antiguo de Brujas con más de
700 años, y admiro la hermosa vista de la Spanjaardstraat, la calle de los
españoles, que hace esquina con la calle Kortewinkel y en la que hay una casa
que originalmente fue convento y hoy, según algunos brujenses, es una casa
encantada. Se dice que hubo en cierta ocasión un cura enamorado de una de las
monjas del convento y al rechazarlo la asesinó para después suicidarse él.
Desde entonces lleva vagando por la casa…
Dejo tanta
esencia española y sigo el canal contemplando la belleza de casas y jardines. Agradezco tanta
paz después de días ajetreados por el centro de Brujas, plagado de visitantes
venidos de todos los rincones del mundo. El canal por el que paseo va a dar a
otro canal principal de la calle Langerei. Regreso por ese canal hasta darme de
bruces con la plaza Jan van Eyckplein que dicen fue el Manhattan del período
borgoñón. Las mercancías eran cargadas y descargas aquí y se pagaba un peaje.
Dicen que en aquella época fue el segundo puerto interior más importante de
Europa.
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