El
protagonista del relato viaja al norte desde la capital londinense y, como es
habitual, al tren donde viaja le cuesta abandonar los suburbios para adentrarse
en la campiña. Mientras tanto, miró de soslayo el mar, un poco alborotado
ahora, recordando otro viaje en tren que hice abandonando Londres hacía el
oeste. La lectura tiene esas cosas, de repente nos hace renunciar a la realidad
del relato para transportarnos a otros
lugares, conocidos o desconocidos.
En
mi viaje “real”, viniendo de la meseta castellana hacía levante, disfruté de paisajes
sorprendentes que nos regala la primavera.
Cerca de Calatayud los cerezos estaban floreados de manera espectacular; pasado Cariñena, las vides mostraban sus
primeras hojas verdes. Hacía las nueve anochecía a la altura de Morella,
todavía sin iluminación en sus murallas y castillo. Ya en la costa, la
temperatura subió algunos grados en relación al interior del alto Maestrazgo.
Vivian Maier
Dejo
un momento la terraza para coger mi sombrero blanco que descansa encima de una de
mis fotografías enmarcadas y, de paso, cambiar de lectura y de soporte. Cierro
mi Kindle dejando “Atlas de las
nubes” para otro rato y abro El País por su apartado cultural. Una de sus
páginas habla del legado fotográfico de Vivian Maier, con el siguiente titular,
“La niñera escondía un tesoro”. Acompañan al titular tres fotografías que datan
de 1953 y 1954. Vivian fue niñera
durante 40 años muriendo en 2009 pobre, sola y sin saber que su pasión, la
fotografía, la sacaría del anonimato. La historia de Maier esta envuelta en
incógnitas, en una modesta subasta en Chicago, un veinteañero de nombre John
Maloff compró por 300 euros un archivo desconocido que podría servirle para
documentar un libro en el que trabajaba acerca de su barrio. Decidió revelar
una parte del material y ponerlo a la venta por Internet ya que se trataban de
fotos antiguas. Fue entonces cuando Allan Sekula, critico e historiador de
fotografía, se puso en contacto con John para que no siguiera desperdigando
aquel material prodigioso. Aquellas instantáneas de los años 50 y 60 estaban
llenas de talento. Ahora, una exposición itinerante producida por Dichroma
Photography, comisariada por Anne Morin
y programada en la Sala San Benito de Valladolid a partir del 8 de mayo
–viajará también a Estocolmo y París- mostrará 120 fotografías y 9 peliculas en
Super 8.
En
una de las cintas grabadas que encontró Maloff, Vivian había grabado su idea
del paso por la vida: “Tenemos que dejar sitio a los demás”. “Esto es una
rueda, te subes y llegas al final, alguien más tiene tu misma oportunidad y
ocupa tu lugar, hasta el final, una vez más, siempre igual. Nada nuevo bajo el
sol”.
Les
dejo con esa cita mientras voy a prepararme un vermú escuchando a Lambchop,
esto es una rueda y alguien puede ocupar mi lugar… aprovecharé el tiempo, por
si acaso.
FOTOGRAFÍAS DE VIVIAN MAIER
2 comentarios:
'Tupenda' entrada y fotógrafa..
Besos
Tupi guay!!
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