El otro día cayó en mis
manos un documental basado en aspectos de la vida del expresidente
de Cataluña Pasqual Maragall. Comencé a verlo con cierto
escepticismo debido a la desconfianza que me producen todos los
políticos sin excepción. Sin embargo, a los pocos minutos de
metraje estaba totalmente enganchado, y, lo más importante,
emocionado por el descubrimiento de un personaje con mayúsculas.
“Bicicleta, cullera,
poma” es un documental de Carles Bosch sobre la enfermedad del
Alzheimer, concretamente sobre el diagnostico que se le hace a
Pasqual Maragall en el otoño de 2007. “Bicicleta, cuchara,
manzana” (“Bicicleta, cullera, poma”) son las palabras que
Maragall tiene que retener y repetir junto a otra serie de preguntas
a las que ha de responder en un reconocimiento médico adaptado a su
enfermedad, parte de un protocolo para diagnosticar el grado de
Alzheimer del paciente.
Cuando en rueda de prensa
informa sobre su enfermedad, dice, entre otras cosas, que va a luchar
por la consideración social de los enfermos de Alzheimer. “No está
escrito que esta enfermedad sea invencible. Comienzo esta nueva etapa
con optimismo, junto a una familia y unos amigos, que me reconocen y
me hacen feliz. Hicimos los Juegos, hicimos que se aprobará el
Estatut y ahora iremos a por el Alzheimer, con la seguridad de que en
10 o 15 años esta enfermedad será vencible”.
Pasados tres meses de
dicha rueda de prensa, Pasqual y su familia presentan la Fundación
Pasqual Maragall para la lucha contra la enfermedad del Alzheimer con
un proyecto importante. Explica que en esos meses han pasado pocas
cosas en su nueva vida pero que ahora suele llegar tarde a las citas
y se olvida de pagar a la salida (carcajadas de los asistentes a la
presentación de la Fundación). “Hace unos días estuve despierto
hasta la cuatro de la madrugada esperando los resultados de las
elecciones de EE. UU. y yo: “Obama, Obama”, pero resulta que me
confundí de día”
Maragall es un paciente
modelo, según los médicos que lo atienden, sometiéndose a todos
los ensayos clínicos, sabiendo que será una ayuda excepcional para
la lucha contra la enfermedad. En una escena, su esposa, verdadero
apoyo de Pasqual, dice que la memoria musical es lo último que se
pierde y que, por suerte, Maragall está enganchado a la música
sabiendo que es un refugio importante. Por lo visto sólo escucha
discos antiguos y ha descubierto, nos lo enseña con admiración,
unas “Variaciones Goldberg” desde una perspectiva de jazz.
Disfruta con la música.
Pasqual quiere ser actor
protagonista de su enfermedad mientras pueda, sabiendo que siempre
irá a más y que, por desgracia, es irreversible. Por donde va
recibe muestras de apoyo sinceras y es reconocido por su activismo a
favor de la lucha contra la enfermedad y para que en un futuro otros
enfermos puedan beneficiarse de los posibles logros que se vayan
consiguiendo con su ayuda y la investigación de los científicos.
Olvidar el nombre de
quien no vemos a menudo es normal, pero olvidar el nombre de quien
vemos a diario es demencia. Uno de cada tres enfermos diagnosticados
con Alzheimer llega a la demencia. Olvidarse de algo en el fuego es
normal pero pedir comer después de haber comido eso es demencia… y
perderse en un lugar habitual.
9 meses después del
anuncio público de la enfermedad, Pasqual reconoce que su memoria
remota se mantiene pero olvida las cosas cotidianas, la memoria
reciente “¿dónde he dejado las gafas?” En la escena, aparece en
su casa de verano escribiendo, en un inglés perfecto, lo que serán
sus memorias y presentará, meses más tarde, en un acto lleno de
sentimiento y emoción.
“Dicen que caminar,
bailar, amar, jugar y disfrutar de la vida ayuda a superar las
dificultades, y, por lo tanto, pienso seguir haciéndolo” No sé
qué será de Pasqual en este momento pero estoy seguro de que
seguirá luchando contra las dificultades y ayudando a los demás,
como siempre ha hecho en su vida. Su esposa dijo que tiene la manía
de llevar a cabo grandes proyectos, realizar utopias. Él nos ha
enseñado, esto lo añado yo, que las utopías cada vez están más
cerca. Gracias, Pasqual, t´estimo molt.
“Cuando un hombre es
capaz de reírse de lo que le pasa, nadie tiene poder sobre él”
Albert Cossery
2 comentarios:
También lo vi hace poco y me conmovió. Bendita fuerza la del ser humano.
Aunque como catalán, seguro que no le gustan las corridas de toros,pero que bien viene la frase:
coger al toro por los cuernos y este hombre en ese aspecto dentro de su enfermedad en sus buenos momentos lo ha tenido claro, aunque luego no lo sepa, mis felicitaciones a su familia.
Ojalá que se encuentre pronto una cura
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