viernes, 1 de junio de 2007
MI BELLA TIERRUCA
Me encontraba en mi mundo disoluto esperando el estreno de la última obra de La Fura dels Baus “Imperium”, analizando mi recién adquirida entrada para ver a los Rolling Stones en San Sebastián y revisando los grupos y solistas que intervendrán en el Festival de Benicassim, de música independiente, cuando, repentinamente, recibí una triste noticia decidiendo apresuradamente hacer un viaje relámpago a mi tierra, Santander.
Hacía pocas fechas intercambiaba con mi querida Ana de la Robla la posibilidad de compartir algún licor rico cuando fuese por Santander y, mira tú por dónde, no he podido hacer planes al respecto debido a la premura de mi viaje. No se pierdan leer en su bitácora “Hablemos de Victorias” su último post “Desperdicios”, una carta abierta de Ray Loriga (La bondad del asesino) a Rodrigo Fresán desde el infierno.
Aunque un licor rico es algo un poquito particular. ¿Qué tomaría Ana en un encuentro conmigo?: una botella de agua de Corconte, un burbujeante Champán francés, un Chardonnay bien fresquito, un vinito de Oporto de diez años, un Calvados, una mirinda… posiblemente su elección me resultaría poco frecuente o tal vez familiar y sencilla. Con seguridad responderá con su habitual ingenio a mi pregunta.
El caso es que llegué a Santander hacía las siete de la tarde y me perdí compartiendo un mar de lágrimas con mis seres queridos en un tanatorio moderno perteneciente a mi ex vecino Nereo. Más tarde visitaba la isla de la Virgen del Mar, ofreciéndome un espectáculo poco frecuente con su mar tranquila, “como un plato” que diríamos los de allí. Luego abrazaba a mis queridos sobrinos, al perrito de mi hermano, Goofy, un Westie relucientemente níveo y con olor a manzana proveniente de su gel de baño, y compartía una cena llena de familiares palabras.
A la mañana siguiente desayunaba leyendo el Diario Montañés, como hago siempre cuando estoy en mi tierruca, y emprendía viaje de vuelta para reencontrarme con mi trabajo. El día era soleado y disfruté con un paisaje más verde de lo normal en los últimos años. Desde mi casa familiar hasta el puerto de El Escudo, límite con la provincia de Burgos, hay 58 kilómetros, puede parecer cercano pero por esas carreteras que hemos heredado de nuestros políticos hice una media de 55 kilómetros por hora, desesperante. Siempre que hago esa ruta dejo a mi derecha, antes de escalar El Escudo, un pueblo del Ayuntamiento de Luena que se llama Vozpornoche, un nombre que me sugiere siempre terror. Poco después hacía una parada obligatoria en Ontaneda, visitaba Luca para aprovisionarme de unas cuantas quesadas, sin duda la más sabrosas y recientes de Cantabria.
Cuando atravesé el puerto vislumbré por última vez mi tierra, una mirada nostálgica y amarga, como siempre, y me perdí en la estepa castellana realizando operaciones matemáticas para intentar discernir cuantos años quedaban para volver definitivamente a mi casa. La música, la metamorfosis del paisaje y la prisa por llegar a destino ahogaron mi pesadumbre haciéndome regresar a mi tortuoso presente lejos de los míos.
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3 comentarios:
Tal vez lo mejor sea que no vuelvas a Santander más que ocasionalmente, Luis. Aunque algunas de las personas a quienes quieres estén aquí, la distancia te pone a salvo de muchas amarguras. Dar el paso de que la nostalgia deje de ser un dulce ensoñamiento supone pagar un alto precio; no olvides que las quesadas de Luca son más deliciosas si se comen en Castilla...
En cuanto al licor... bien, sabrás que eso depende de la conversación y asimismo de la luz... y, si me apuras, ¡¡hasta de la camiseta personalizada!! ;)))
Beso grande.
jajaja, tienes sentido del humor, me encanta. Las camisetas personalizadas son importantes aunque hay veces que no queda más remedio que rasgárselas. Estoy muy bien donde estoy, es cierto, pero el mar y mi gente no la cambio por nada.
Gracias por tus palabras, eres un cielo. Besitos.
La publicidad forma parte de nuestra sociedad y me ha parecido gracioso el anuncio, jajaja, estoy pensando personalizar una camiseta con el careto de Revilluca para ponérmela en nuestra cita y así sea más fácil para ti conocerme, jajaja.
No te ilusiones pensando que eres original. En una tienda del Paseo de Pereda ya hay unas camisetas con el eslogan "Cantabria me pone". ¿A que no te atreves? Bueno, no, mejor no te atrevas, por favor. Beso elevado a n.
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