lunes, 31 de enero de 2011

CAJA MADRID ME PONE¡¡¡ (ENFERMO)


Soy cliente de Caja Madrid desde hace casi veinte años. Desde que instalaron en su página web la opción de enviar transferencias siempre la he utilizado. El pasado viernes tuve que realizar una transferencia y, sin problema alguno, utilicé el servicio. No obstante, me sorprendió que no me cobraran por ello. Era la primera vez que no tenía que pagar un euro y algunos céntimos. El domingo, es decir ayer, tenía que enviar un dinero a una cuenta y seguí los mismos pasos que el viernes anterior, pero surgió un problema, tenía que pedir una clave a un número de teléfono de Madrid. Llamé y una de esas voces grabadas que tanto aborrezco me dio varias opciones con sus números correspondientes. Como no se encontraba entre ellas el motivo por el que llamaba dije un número al azar. Después, otra voz similar me indicaba otras posibles elecciones entre la que no volvía a estar la mía. Tras unos minutos, eureka, me dio la posibilidad de hablar con un operador. El operador que me atendió, con voz de origen cubano, me pidió todos mis datos: número de teléfono; nombre y apellidos; dirección y, por último, mi pin secreto. Después del interrogatorio, me explicó que tenía que pasarme a otra operadora. Esa nueva operadora, tras identificarme con todos los datos anteriores me pasó a otro compañero de origen nacional. Ese compañero pidió que me identificara, así que por tercera vez y un gran temple, lo hice. Tuve que repetir mi número de carné de identidad tres veces, ya que no lo enumero sino que lo indico por su número; es decir, trece millones setecientos diecisiete mil… Me parece la manera más correcta de leer un número ¿no? El caso es que la dichosa clave se la tenía que pedir al mismo operador que me atendió al principio. El señor cubano me pidió identificarme y le contesté que ya lo había hecho minutos antes, que se trataba de la misma persona. Me pidió le dijera desde que oficina operaba y le contesté que desde Internet, añadiendo ¿hay más oficinas abiertas hoy, domingo? No obstante tuve que indicarle mi número de carné de identidad, mi nombre y apellidos, mi pin secreto, mi dirección y, por último, mi fecha de nacimiento. Agotado tras cuarenta minutos de teléfono le dí mi fecha de nacimiento. El cubano me dijo que esa no era mi fecha de nacimiento. Le contesté: pues ¿cuál es, amigo? Ese dato no puedo dárselo, es secreto. Le repetí mi fecha de nacimiento y me dijo que si estaba seguro de ella. Hombre, seguro, seguro, no lo estoy, cuando nací no tenía conocimiento de los días, ni de los meses, pero mi familia, que de tonta no tiene un pelo, siempre me ha dicho que nací a las dos de la madrugada de un 14 de octubre en una clínica de la santanderina calle de Lealtad. Así figura en mi DNI y en mi certificado de nacimiento. Pues no, aquí hay otra fecha. Pues será un error, contesté. Cuando abrí mi cuenta en Caja Madrid tuve que adjuntarles mi DNI e hicieron una fotocopia. Lo siento, pero no se ha identificado bien y me colgó. Estaba sudando y con un cabreo de una magnitud tremenda y, además, la llamada de casi una hora a ese teléfono tenía que pagarla el tonto que escribe esto. Estoy pensando dar de baja mi cuenta de esa entidad. ¿Les parece?

2 comentarios:

Palmira Oliván dijo...

Es una buena razón para darse de baja, y de Caja Madrid, más.

Suerte y paciencia.

Campurriana dijo...

Luis, hace ya bastante tiempo que no pago un duro a los bancos. Me darán más o menos pero no me quitan. Me parece indignante que uno tenga su dinero allí, con el que ellos están ganando, y encima le roben...indignante. Mira otras opciones porque haberlas hailas. A mí Caja Madrid también me hizo alguna putadita, por cierto.

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