Cuando preparo un viaje ya estoy participando de la primera etapa. Si tengo tiempo suficiente me gusta ir avanzando sobre contenidos relativos al lugar elegido. A mediados de agosto visitaré Paris durante una semana. He visitado en alguna ocasión Paris pero nunca se acaba de conocer bien, “no se acaba nunca” como dijo Vila-Matas. Es una ciudad que seduce y envuelve a la vez. Yo quedé atrapado de su belleza cuando la descubrí a mis dieciocho años. Después vinieron muchas otras ciudades con grandes encantos como Londres, Budapest, Lisboa, La Habana , Marrakech, Praga… pero Paris tiene, desde mi perspectiva personal, una luz y unas peculiaridades que te enamoran de manera insaciable.
Conozco muchos de los lugares más populares: el Louvre, el Museo Pompidou, la Tour Eiffel , el Sena y sus islas, el Barrio Latino, el Arco de Triunfo , Montparnasse, los Campos Elíseos, los grandes bulevares, Notre Dame, Sacre Coeur, Montmartre, etc. así que podré dedicarme a conocer (o, al menos, intentarlo) sitios por los que siento especial atracción. Dejar a un lado lo más turístico y dedicarme a disfrutar de lugares más alejados del flujo turístico. Itinerarios más secretos pero sin dejar de visitar lo imprescindible que me queda por conocer. Entre mis prioridades de ese segundo bloque están: el museo Carnavalet; el d´Orsay; el FIAC; el barrio de Saint Germain des Prés, en la orilla izquierda del Sena; el cementerio donde están enterrados famosos de la talla de Victor Hugo o el cantante de los Doors, Jim Morrison. En cuanto a otras visitas menos ambiciosas artísticamente, tengo especial interés en: descubrir galerías y pasajes cubiertos de la ciudad; conocer “le Marché de Creation Paris Bastille”; visitar la Galería de arte (Jardin d´Art) de un amigo argentino en Montparnasse; tomar una cerveza en el Café “Les DeuxMolins”, localización de la película Amelie; comprar algún libro antiguo en los puestos de los “bouquinistes” instalados en más de tres kilómetros a lo largo del Sena y que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO ; pasear por la Plaza de Abbesses y ver el mural que contiene 50 formas de decir “te quiero” a partir de 511 baldosas… y, sobre todo, dejarme seducir por la belleza de sus calles, por su arte, por los largos paseos del Sena, sin estar tan pendiente, como otras veces, del maldito reloj y el apresurado discurrir del tiempo. Y, claro, dejar testimonio gráfico de mi estancia en la Ciudad de la Luz. Lo haré gustosamente.
2 comentarios:
Disfrútala. Bien lo merece. París sigue siendo una fiesta...
Hay una iglesia que a mí me gustó mucho. Te dejo el enlace de mi blog por si te interesa...
Las sillas
Ya nos contarás.
Gracias, Campurrianuca.
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