sábado, 14 de noviembre de 2020

LA CRISIS INMEDIATA


Pertenezco a una generación privilegiada que le debe mucho a las anteriores generaciones. Nuestros padres y abuelos pasaron muchas penurias y calamidades pero se las arreglaron para que mi generación viviera tiempos inigualables en calidad de vida y progreso. Todo iba bien hasta que en 2008 comenzó una crisis económica  que se extendió durante años y provocó la mayor crisis inmobiliaria en España. Todo ello provocó, además, una crisis institucional, territorial y política. Entre otras anécdotas, en 2012, el Gobierno anunció la supresión de la paga extra de Navidad y bajó el sueldo a los funcionarios, dentro de un paquete de medidas que también incluía una rebaja de días libres para este colectivo y una subida general del IVA al 21%. Recuerdo que varios profesionales de otros servicios privados que no pertenecían a la privilegiada élite de los trabajadores que prestábamos nuestros servicios profesionales a la Administración o instituciones públicas, comentaban en público que se alegraban que rebajaran unos derechos que venían avalados por ley. Ahora, en 2020, otra crisis, más dura que aquella del 2008, nos ataca de nuevo a todos pero, curiosamente, mucho más a los comercios tradicionales como son la hostelería, establecimiento de venta de ropa, bebidas... justamente los que se alegraban de que se cargaran la extra y los días de libre disposición a funcionarios. No se daban cuenta entonces de que esos recortes, directa o indirectamente,  iban a afectarlos negativamente también a ellos.

Creo que a estas alturas, todos nos hemos dado cuenta de que lo que afecta a unos también afecta a toda la sociedad. Es tiempo de penurias, de precariedad y necesidades pero no queda otra que arrimar el hombro y apoyar a los más necesitados. Es cierto que la salud es prioritaria a los negocios pero hay que tomar las medidas necesarias para que no todo se vaya al traste. Al principio de la pandemia leía que dentro del sector de la hostelería a los que les iba mal cerrarían, a los que les iba regular les iría peor y solo se mantendrían los negocios con una excelencia manifiesta. El liberalismo,  la cada vez menos intromisión de los gobiernos en negocios y propiedades, es así de duro en ocasiones en  que las cosas se tuercen, pero hay que intentar buscar, eso han hecho otros países y no les ha ido tan mal, un equilibrio para que lo instaurado no se vaya a pique. Estamos viendo las orejas al lobo pero, evidentemente, el futuro a medio plazo va a ser un periodo de penalidades y falta de oportunidades. Debemos prepararnos para ello pero también intentar adoptar las medidas adecuadas a esta terrible situación.

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LA VIDA PASA

“¡No hay naciones!, solo hay humanidad. Y si no llegamos a entender eso pronto, no habrá naciones, porque no habrá humanidad".   Isaac ...