viernes, 18 de septiembre de 2009
LYON. “UN CERTAIN REGARD”-1
Cinco días en Lyon dan para mucho. Lyon es la tercera ciudad francesa en población, por detrás de Paris y Marsella. Cuenta con, aproximadamente, dos millones de habitantes. Tiene un patrimonio histórico y arquitectónico importante, con una gran superficie de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Al sur de la ciudad convergen los ríos Ródano y Saona, formando una península o Presqu'île; dos colinas, una al Oeste y otra Norte y la extensa llanura que se extiende al Este del centro histórico de la ciudad.
Al Oeste está Fourvière, llamada "la colina que reza", coronada por la basílica de Notre-Dame y la Tour métallique, (torre de telecomunicaciones replica de la Torre Eiffel parisina). Hasta allí se accede en funicular.
Al Norte se encuentra la Croix-Rousse, "la colina que trabaja", lugar en el que se encontraban los talleres de confección de telas de seda.
Entre la colina de Fourvière y el Saona, se encuentra el Vieux Lyon o barrio de Saint-Jean, que constituye la parte medieval y renacentista de la ciudad.
En la Presqu'île, península situada entre los dos ríos, se encuentran las principales calles comerciales de la ciudad, además de la plaza de Bellecour, una de las plazas peatonales más grandes de Europa.
Una vez realizado, por encima, el perfil de Lyon, quisiera resaltar dos aspectos que me han llamado la atención y que, de alguna manera, la hacen distinta a otras ciudades por su peculiaridad. Se trata de los “bouchons”, tabernas que guardan celosamente la tradición gastronómica, y que están repartidos (algo más de una veintena) por el Vieux-Lyon. Algunos de los restauradores más famosos del planeta como Paul Bocuse o Eugénie Brazier son lioneses. Buena parte de los platos más famosos de la cocina francesa (querelles, sopa de cebolla, grattons o la andouillette) son de allí, por eso es a menudo considerada la capital mundial de la gastronomía. Otra singularidad de la capital de la región Alpes-Ródano son las “Traboules”, caminos secretos o pasajes tradicionales que permiten pasar, mediante patios interiores, de un edificio a otro sin salir a calle (o saliendo para, simplemente, cruzar una calle). Hay tres tipos de Traboules; la directa, donde siempre ves la salida; la angular, cruza edificios de una manzana en ángulo y, por último, la que tiene varios accesos y que agrupa a varios edificios (algunas tienen escaleras por el desnivel importante de las calles que vincula). Durante las épocas de guerra se usaban para evitar al ejército. En el siglo XIX fueron utilizadas por los obreros de la seda. Son patrimonio mundial de la UNESCO y hay algo más de cuarenta abiertas al turismo y utilizadas por la población en general.
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5 comentarios:
Luiisssss.....
qué tal está tu espalda????
lo digo por la Traboules-1....:))
Es que ya no estamos para hacer tonterías...me preocpuo por tí :))
Me gustan tooooo
das las fotos, son estupendas. Y la verdad es que es un auténtico placer seguir tu recorrido franco-suizo. Gracias por compartirlo ( frase que parece manida, auténtico espíritu de blog, pero cierta ciertísima, sabes que cuando quiero soy navarra auténtica y digo verdades como puños...:)
Hace mil años hice un curso de música en Lyon, me alojaba en una colina, pero no recuerdo en cuál...pero recuerdo especialmente la parte antigua de la ciudad, me encantó.
Y me encanta leer lo que nos cuentas,
gracias,
un día de estos te contrato.
Besos-bisous
es un gusto enorme leer las crónicas de un viaje de este modo.
Gracias Luis. Bon voyage, bonnes vacances.
No suelo dejarte comentarios pero la verdad es que estoy disfrutando de tu viaje. Magn'ificas fotos y amenas descripciones.
Jes'us.
Bueno es que una ciudad, cualquier ciudad, pese a los avances de la modernidad más simple, conserve espacios donde la complejidad es norma y se nos permita apreciarla.
Saludos afectuosos, de corazón.
¡Hola! Que precioso es Lyon. Me ha encantado encontrar estas fotos y la pequeña crónica de tu viaje: has despertado muchos bonitos recuerdos.
Un saludo.
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