martes, 15 de septiembre de 2009

LAGO ANNECY


Lago Annecy. Paul Cezanne


Aunque el día estaba gris decidimos tomar un barco para visitar todo el Lago Annecy. Es famoso por ser uno de los lagos más limpios del mundo. Además es el segundo lago más grande de Francia, tras el Lago del Bourget. Es alimentado por varios ríos pequeños, nacidos en las montañas próximas (Ire, Eau Morte, Laudon, Bornette y Biolon), y por una potente fuente submarina, el Boubioz, que nace a 82 m de profundidad. Esta rodeado al Este por el Macizo de los Bornes y al Oeste por el Macizo de los Bauges, al Norte por la aglomeración de Annecy y al sur por un amplio valle. Su longitud es cercana a los 15 Km. y su ancho va desde los 800 hasta los 3.300 metros. Tardamos dos horas en recorrerlo y durante parte del trayecto llovió débilmente. No obstante, las vistas de los pueblos y de los macizos alpinos fueron impresionantes, de indiscutible belleza. El cuadro llamado “Lago Azul” de Paul Cézanne está inspirado en esas vistas. Me sorprendió la cantidad de mujeres solas que realizaron con nosotros la travesía.

Pasé dos periodos vacacionales en Bretaña y siempre que puedo como en un restaurante bretón. El problema es encontrar alguno que sea auténtico. Es decir, gestionado por bretones. Después de la “promenade” en barco nos dirigimos a uno que habíamos visto en Annecy. A pesar de acomodarnos en una de esas mesas que están literalmente pegadas a otras (los españoles no soportamos que alguien esté junto a nosotros comiendo y, por tanto, atentando contra nuestra intimidad. Lo llevamos fatal. Desgraciadamente, en casi toda Europa es así. ¡Qué le vamos a hacer!) la comida era realmente bretona. Se basa en una galette, una crépe, sidra y, si hay suerte, lait ribot . Tanto la galette como la crépe pueden ser frías o calientes, aunque se diferencian en que la crépe es dulce y la galette salada ( se utiliza para la masa harina de trigo sarraceno en lugar de la de trigo candeal)
. Recordé muchas comidas similares con mis amigos en Bretaña. Curiosamente hoy, ya hace varios días que estoy en España, he recibido un correo de Sebastien, uno de mis amigos bretones.

Tras la comida descansamos en el Centro Cultural de Annecy. En medio del hall hay sillones, a modo de tumbonas, que hacen el deleite de los siempre fatigados viajeros. Tiene wi-fi y aproveché para hacer una inscripción que vencía ese día. El Centro mezcla a viajeros y estudiantes. Estudiantes adolescentes, venidos de pueblos que rodean en lago, invaden todas las escaleras y aprovechan para comer. El ambiente allí siempre está asegurado.

La jornada, algo pasada por agua, acabó con visita a la playa y al Hotel Imperial, imponente construcción modernista de principios del siglo pasado. Muy distinto a mi hotel de Argonnay, donde pasaría mi última noche en los alrededores del Lago, rodeado de imponentes montañas y un verde espectacular.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Y a qué piensas que se puede deber esa cantidad de mujeres solas realizando la travesía? ¿Buscan compañía o, quizás, el suicidio en esas quietas aguas ante una pena de amor?

Me quedo con la crépe...no me gusta mucho lo salado. Saludos afectuosos, de corazón.

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