domingo, 23 de marzo de 2008

CINE, LITERATURA Y SUEÑOS



He acabado de leer “Expiación” de Ian Mc.Ewan y he vuelto a ver el clásico de cine negro “Detour” de Edgar G. Ullmer. Tanto el libro como el film, de 1945, tratan de historias de amor un tanto espinosas, acaeciendo situaciones realmente extrañas que hacen que los desenlaces de ambas tramas sean inesperados.

Al terminar de ver “Detour”, en la que el protagonista hace auto stop y es recogido por un hombre que fallece durante el trayecto a su destino, Los Angeles, soñé que conducía uno de esos autobuses londinenses de dos pisos, Double-Decker Bus- realmente lo manejaba bien pero mi mayor problema era aparcar y dar marcha atrás-. Me suele pasar, cuando algo que he visto o leído deja poso en mí, suelo trasladarlo al mundo de lo onírico, obviamente distorsionado y con situaciones que nada tienen que ver con lo acontecido, o lo narrado, pero que son proyectadas así desde mi cerebro.

Hace unos días también tuve sueños relacionados con lo que estaba leyendo. Se trataba de “Las enseñanzas de Don Juan” de Carlos Castaneda, un libro que ya leí hace algunas décadas y que me apetecía releer. Su autor en 1960 era estudiante de antropología en la Universidad de California, los Angeles, e hizo varios viajes al suroeste de EE.UU. para recabar información sobre las plantas medicinales usadas por los indios de la zona. Describe la propiedades de tres plantas alucinógenas: peyote (Lophophora williamsii), toloache (Datura inoxia syn. D. meteloicles) y un hongo (posiblemente Psilocybe mexicana) que han sido muy utilizadas por placer, para curar, en brujería y para alcanzar estados de éxtasis.
Mi sueño tenía lugar en una zona desértica. Allí se rodaba una película con muchos actores. La confabulación estaba relacionada con el mundo de la droga y una de las protagonistas era mi novia (desconocida en mi vida real. Lástima, era preciosa). Ese día me había acercado, sin avisar, a ver el rodaje de una de las escenas. Mi alta y rubia novia no sabía que yo me encontraba allí. En uno de los descansos de las pruebas –era de noche- el director de la película y mi (supuesta) chica salieron de la mano dirigiéndose a una zona de lujosas “jaimas”, iluminada por antorchas, que proporcionaban un ambiente cálido y relajante. Sin que ellos llegaran a verme me asomé al interior de su tienda de campaña encontrándolos en situación muy obsequiosa. Cuando decidí abandonar aquella amarga situación personal, aquella pesadilla infernal, avancé por el resto de jaimas alineadas en fila india. Todas ellas estaban ocupadas por actores y actrices afectuosamente hermanados. Al tiempo que avanzaba por las iluminadas tiendas de campaña maldecía las drogas y sus efectos. Sabía que ellas; o tal vez el hecho de la fama; o ambas cosas a la vez, eran las culpables de la decisión que acababa de acometer: mi ruptura con ese ser que hasta entonces tanto había amado.

Los sueños, al igual que la buena literatura o las buenas películas, simplemente son efímeras situaciones, composiciones para hacer pensar, para intentar vernos en ese espejo desfigurado de la vida, de las emociones… para obsequiarnos con un trocito de buenas intenciones: ese producto intangible de la imaginación que somos nosotros mismos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es lo mejor que he leído en tu blog (no voy a presionarte diciendo que ya estaba alto el listón…no me gustan las competiciones).
No sobra un punto ni falta una coma, conduces el sutil hilo hasta el fin,
pero lo importante es lo que relatas. Ignoro qué opinarán el resto de tus lectores, pero a mí me ha producido un efecto tranquilizador inmenso, algo parecido a la paz (de mayor valor después de la lucha).
Y resulta bastante creíble y razonable la conclusión , casi tanto como imaginarte con tu “mayor” problema en el Double-Decker ( genial )…

Gracias por querer compartirlo.


Y como tu sueño transcurría entre jaimas , la última nota árabe de despedida:
“Si la suerte quiere ir a ti, la conducirás con un cabello; si quiere irse, romperá una cadena”.


Se me ocurren algunas cosas más ("incordionas",jaaj), pero no voy a abusar.

Un beso enorme

Luis López dijo...

Bufffffffff Only me ruborizo con tus palabras, no las merezco. No te quepa la menor duda de que me das mucho ámimo para continar escribiendo. Ya sabes que siempre puedes abusar, soy muy fácil, :-D
Besitos y muchas gracias en mi difícil retorno de vacaciones.

Raquel dijo...

Sí, hermoso relato.
Justo estaba diciéndole a una de mis hermanas que tengo ganas de releer cosas y Kundera y los libros de las enseñanzas de don Juan están en la lista.
Bienvenido. Siempre es difícil el regreso.
Un abrazo grande

Luis López dijo...

Gracias Raquel. Recuerdos a tus hermanas. Beso grande.

C.C.Buxter dijo...

Sigo en la línea y también te felicito por esta entrada. Por cierto, ¿qué tal "Expiación"? Tengo ese libro perdido entre las estanterías y todavía no me he decidido a empezarlo.

Luis López dijo...

Gracias c.c. Tanto el libro como la pelí me han gustado mucho. Recomendado, sin duda.

Anónimo dijo...

He estado tan mal para las lecturas últimamente...debiera de hacerme el tiempo para, al menos, un libro al mes. De "Expiación" me han hablado muy bien.

No es fácil aparcar esos buses de dos pisos...recuerdo que en un Reality Show llamado The Amazing Race, una de las pruebas era precisamente esa. Y de tu otro sueño...era mezcla de Castañeda y Hunter Thompson.

Saludos cordiales.

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