jueves, 1 de marzo de 2007
IRMA LA DULCE
Irma la Dulce la ha tomado conmigo, me ha echado una maldición. Dentro de un ciclo de cine de la UNED, que he comentado en otro apartado del blog, se ha programado al genial director Billy Wilder. El pasado lunes se proyectaba Irma la Dulce, una película que vi hace algunos años pero que no recordaba con nitidez.
El ciclo, si habéis leído la entrada del blog: CINE CLUB UNED, está siendo muy inusual por varias razones. En una de las películas, todas ellas en formato DVD, faltando un cuarto de hora desaparecieron los subtítulos en castellano y siguió en inglés, menos mal que el responsable del ciclo no se había dormido y pudo hacer que la película finalizara sin subtítulos pero en castellano. En la siguiente programada, (no estuve), me contaron que faltando pocos minutos para finalizar se estropeo el aparato y no se pudo ver el final.
El pasado lunes, a las ocho, estaba anunciada la proyección de Irma la Dulce. Eran las ocho y cuarto y el responsable no había hecho acto de presencia en la sala. (Habitualmente presenta la película durante unos diez minutos). Un tipo de las filas de delante se levantó y dijo: habrá que hacer algo ¿no? Como estaba en ese momento de pie y al lado de la puerta respondí: puedo hablar con el vigilante jurado, tal vez sepa algo. La entidad colaboradora del cine club cede la sala de proyección y el edificio lo cuida un guarda jurado. Hable con él y me dijo que el responsable de cine había telefoneado y le había dicho que llegaría muy ajustado pero que él gustosamente podía ponernos la película. Me personé en la sala y comuniqué a los asistentes mi conversación, cuando dije que el responsable vendría un poco ajustado todos rieron con ganas. El vigilante jurado, muy amable, programó el equipo y todos comenzamos a disfrutar con Wilder.
La película dura 140 minutos, cuando llevamos una hora y media de emisión sonó un teléfono móvil, la persona a la que iba dirigida la llamada tarda en responder, luego habla con su interlocutor en alta voz, contesta que no sabía que eran las diez y que se encontraba viendo una película en el cine. De repente unas diez o doce personas del público se levantan y abandonan la sala. Cuando faltaban doce minutos para terminar el film el aparato deja de emitir, el público abandona la sala sin decir nada. Unos pocos nos quedamos para pedir explicaciones, el responsable que llegó a las ocho y veinte, ironiza que casi es mejor así, que el guarda jurado tenía que haber salido de su trabajo media hora antes y sin embargo se había quedado allí por nosotros. Me puse de todos los colores y me trague las palabras que tenía preparadas. Un amigo le dijo que la máquina llevaba tres semanas estropeada y que había que arreglarla. Cabizbajo y con muy mal humor salí de allí.
Al día siguiente me dirigí a la biblioteca pública para intentar llevarme a casa el DVD de Irma la Dulce. Con un poco de suerte no estaría prestada pero lo dudaba cada vez más a medida que iba acercándome a la biblioteca. Tuve suerte, no estaba prestada, con una inmensa alegría me dirigí a mi casa para después de varias horas terminar de ver la trama final de Irma la Dulce.
Cuando lo tenía todo preparado en mi ordenador, el programa de reproducción de DVD me avisa que se encuentra caducado y que tengo que ingresar los dígitos de la clave de compra del programa, pero no dispongo de ella. Desinstalo el programa y lo reinstalo. Pasa una hora cuando está instalado otra vez. De nuevo aparece el mismo aviso: caducado. Busco un programa alternativo que no me tenga fichado y lo instalo. Al cabo de otros cuarenta minutos todo parece normalizado. No hay complicaciones añadidas y por fin acabo de ver los doce últimos minutos de Irma, película que empecé a ver, hacia en ese momento, precisamente, veinticuatro horas.
Tuve la acertada suerte de junto a “Irma la Dulce” llevarme de la biblioteca “Fedora”, película que cerrará el ciclo de Wilder el próximo lunes. Teniendo mis serias dudas, contrastadas, sobre el funcionamiento del proyector de la sala, he tenido el gusto de ver en mi casa, sin sobresaltos, la cinta de Fedora y es posible que, si tengo ganas, me acerque el lunes a las ocho al cine club, para estar menos pendiente de la película y mucho más de lo que pase alrededor de ella. Será divertido.
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4 comentarios:
¡Qué desastre de ciclo! Aunque ahora que lo pienso, todo lo que has contado parece sacado de una película de Billy Wilder...
¿Has visto "El apartamento"? Es mi película favorita, y en una de sus escenas, Jack Lemmon, agotado después de una dura jornada en el trabajo, se sienta frente al televisor para ver una película. Sin embargo, cada vez que parece que va a comenzar la película, el presentador da paso a la publicidad de los patrocinadores. Al final, harto de esperar, apaga el televisor.
Veo que tú has sido más perseverante; ya lo decía Camilo José Cela: el que resiste, vence.
Me has pillado, buagggggggggggggggg,. todo es Billy Wilder. horrorrrrrrrrrrrrrrrrrr
Amigas y amigos del arte de escribir:
Ha llegado a nuestras manos, una tertulia literaria, un documento que reflexiona sobre este nuestro quehacer de la escritura. Nos parece una reflexión muy interesante y queremos divulgarla, fuera de los cauces de Internet, entre otras razones, porque es un escrito de hace veinte o treinta años, por lo que se cuenta. Está escrito a máquina de las de antes.
Se titula: “REFLEXIONES DE UN ESCRITOR AL QUE NO LE PUBLICAN NADA”. Creemos que plantea lo que hay en el fondo de muchas personas que nos dedicamos a escribir
Todo aquel que esté interesado que nos indique a qué dirección postal se lo enviamos. Hemos hecho un total de 500 copias.
clubcosmopolitadelaescritura@
hotmail.com
Gracias y un saludo, Juan Antonio González Pardo
Cualquier lugar es bueno para anunciarse si a uno no le publican nada. Suerte amigo.
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