martes, 20 de noviembre de 2007

TELEVISIÓN


Acababa de llegar a Zamora y me encontraba, en buena compañía, tomando un blinis y un vino de Toro, en el Rincón de Meneses de la Plaza Mayor, cuando descubrí sobre el mostrador el diario “La Opinión”. Asiduamente leo el blog de José Ángel Barrueco pero cuando estoy en Zamora me gusta más hacerlo en su columna del periódico.

Al principio me pareció que contenía una errata lo que estaba leyendo, luego pensé que podía ser efecto del vino que estaba bebiendo. No daba crédito. Escribía que “la televisión pasa por uno de sus mejores momentos”.No soy asiduo de ese medio visual, al menos de los canales al uso, tan sólo veo alguno de esos informativos cargados de sucesos y quince minutos de fútbol (que llaman deportes). Desde que el Gobierno del Sr. Ánsar prohibió la emisión de “Caiga quién caiga”, dirigido por el Gran Wyoming, únicamente he visto algún programa de”Camera café”, pero como se repetía tanto dejé de verlo.
Respeto a los que prefieren pasar el rato delante de la tele viendo series interminables que cada vez proliferan más, o esos programas insultantes del, mal llamado, corazón. Hay que respetar el interés general. Pero de ahí a que la televisión pase por sus mejores momentos…

Dejé de ver películas apetecibles debido a las interrupciones que se alargan y alargan para darnos consejos publicitarios. Acababa durmiéndome.
Todo se programa para tener un buen share y derrotar, en esa franja horaria, a sus competidores. Lo demás no importa. Pueden suspender una emisión sin previo aviso, cambiar su horario. No se respeta al espectador. No tienen escrúpulos.
Cada cadena televisiva es libre de emitir lo que le venga en gana, el problema llega cuando esa cadena es pública y la pagamos, por tanto, entre todos. Personalmente me gustaría una televisión más interactiva, que se preocupara más de la cultura y menos de los personajes públicos, que emitiera con regularidad una guía de exposiciones de arte, recorridos por museos, cine sin pausas, programas sobre temas literarios. ¿Es mucho pedir?

A las personas que coinciden con Barrueco les doy, desde aquí, la enhorabuena. Los que no pensamos así -sino todo lo contrario- nos conformaremos con no ver esa (¿apasionante?) televisión que atrofia los sentidos. Es fácil, uno se acostumbra, no queda otro remedio. Si todo va bien ¿para qué cambiar?

2 comentarios:

Sir John More dijo...

La televisión pasa por sus mejores momentos... y los ciudadanos por los peores. Completamente de acuerdo. Me pregunto dónde andan los estudios de aquel comité de expertos, o las normas de protección de menores frente a la programación salvaje, y tantas otras boberías que siempre acaban inclinándose ante el poder del comercio. A mí esa televisión que pasa por sus mejores momentos me da purititas náuseas...

Abrazos, amigo.

Anónimo dijo...

Televisión... sólo mencionar el palabro se me eriza la piel.

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