lunes, 29 de junio de 2009

ENSIMISMAMIENTO

Me siento un poco perdido. En sentido metafórico, entiéndanme. Estar alejado de la vorágine diaria que supone laborar tiene, por suerte, esas consecuencias. Y, si además, agregas pequeñas dosis de introspectivos baños marinos, relajada intimidad aderezada de música y literatura, sueños profundos y saludables, buena mesa… pues entonces, pasa eso, te pierdes en la irrealidad de un tiempo que deja de ser obsesivo para convertirse en algo productivamente solidario contigo mismo. En esas estoy ahora, amigos. Pero claro, consecuentemente, no puedes perder el norte y detalles puntuales, como puede ser un correo electrónico o un mensaje de móvil, te devuelven a la realidad. Se agradece. Siempre es agradable que se acuerden de ti (aunque sea para bien). Y para bien es recibir la invitación a una presentación de un libro. Nada menos que de la poeta santanderina Ana Rodríguez de la Robla en un lugar tan emblemático como es el Ateneo de la capital montañesa. Me excuso y escribo a Anuski: "Estoy algo lejos de la tierruca… en otro mar". Ciertamente, no me importaría romper con este estado que describo y acercarme a dar un achuchón a esa maravillosa escritora y mejor persona, pero estoy en un lugar alejado (en todos los sentidos). Ella, tan educada como siempre, me escribe con bellas palabras “Todo mar es venturoso. Que lo disfrutes, entre verso y verso”. Y, precisamente, ella lo sabe, esos versos son suyos. Letras que te envuelven en una realidad inimaginable.
Otra escritora me repone, igualmente, a mi “realidad consecuente”. Se trata de Julia Herrera. Recibo un mensaje que me dice: “Confírmame hora de llegada y estación para ponerme el clavel en la boca”. No recordaba que el jueves viajo a Barcelona. Tremenda empanada. Voy, con unos amigos, a ver el concierto de los míticos U2 y he quedado para comer con mi excepcional amiga. Haremos unas risas –como siempre- y disfrutaré de su amistad inquebrantable. Tengo ganas de estar en su ambiente. Con seguridad, placentero e inolvidable .
Doy un sorbito a mi copa de Vinho do Porto, ya caliente, miro de soslayo el mar que sigue ahí y escucho las últimas estrofas de Placebo. Agradeciendo, claro está, esas caricias que me hacen recobrar la alegria de la amistad y las ganas de retomar bellos momentos plagados de excepcional literatura y excelente comunicación. Gracias, a ambas, por sacarme de mi ensimismamiento.

4 comentarios:

Fer dijo...

No te darás cuenta, pero ellas sí. Hablar como hablas, identifica la persona que eres.

Saludos Luis.

Luis López dijo...

Muchas gracias, siempre, Fernando. Se agradecen tus notas. Buen verano.

http://nochesdealhambra.blogspot.com dijo...

Querido Luis y para que todos vean que en Alhambra cumplimos las promesas.

Ya puse el vídeo en el que estamos en la faena de ponerte el turbante.Hay que volverlo a cargar, parece que youtube se ha comido los segundos finales. Entra en Alhambra.... jrjejejejeje

Cariños y claveles del mediterráneo..

Anónimo dijo...

Te acostumbras tanto al ritmo habitual que, cuando lo cambias, existe un período de cierta turbulencia. Y eso vale con las vacaciones así como con la vuelta al trabajo después de un tiempo no menor de cese.

Si no tuviera mis cables a tierra, estaría desorientado a pleno...como me pasó hace unos años atrás al irme de vacaciones a un balneario de corte casi rural.

Lamento que no hayas podido ir a la presentación del libro de Ana...quizás con mejor tiempo, lo hubieses programado mejor; pero estando a trasmano te resultaba difícil el traslado...lo bueno es que ella ha comprendido.

Saludos afectuosos, de corazón.

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