TRAICIONADO POR LA DGT Y SUS AGENTES

Llevo treinta y dos años conduciendo, hago cada año una media de treinta y cinco mil kilómetros. Durante todo este tiempo tan solo me han puesto dos multas, una por ir seis personas en un coche y otra, que recurrí en su momento sin suerte, por pisar la línea continua después de un adelantamiento. Esta última la recurrí debido a que una pareja de policía motorizada, a unos ochocientos metros de mi, vieron como pisaba la línea continua cuando terminaba la discontinua, sinceramente dudo mucho que la pisara, entonces ¿cómo a ochocientos metros estos agentes de tráfico pudieron percibirlo?

El lunes de Pascua regresaba por la mañana de Zamora a Soria, había un tráfico muy denso y multitud de camiones que transitaban muy pegados unos a otros, los adelantamientos se realizaban difícilmente. A unos veinte kilómetros antes de llegar al cruce con San Esteban de Gormaz me percaté de que había un vehiculo de la Guardia Civil, llegué hasta situarme detrás suyo (me pone muy nervioso conducir tras estas patrullas y siempre extremo las precauciones). En una pronunciada subida en la carretera con buena visibilidad adelantaron a un par de coches para situarse detrás de un camión, yo hice lo propio respetando la distancia y teniendo una excelente visibilidad, me coloqué nuevamente tras ellos. Pasaron bastantes kilómetros, estuve todo el tiempo a su rebufo y llegando al cruce que ya he comentado, con salida a San Esteban, activan las luces azules y la sirena y aparentemente me mandan parar en una isleta de la carretera. Paro y espero al agente, muy altivo y arrogante se dirige hacía mi y me pregunta ¿sabe porqué le hemos parado?, contesto anonado que no. Me dice que he cometido una infracción en el adelantamiento y que entre en mi coche y le entregue los documentos. El agente es muy joven, bajito, peinado con gomina y unas gafas de sol colocadas sobre el pelo. Mi acompañante no da crédito a lo que está pasando y yo tampoco, mientras rellenan el impreso de multa hablamos del susto que nos han dado, pensando que se trataba de alguna confusión o de un control rutinario sobre alcoholismo o que debido a algún posible atentado nos registrarían el maletero. Pero no, me entrega la multa por valor de 300 euros y me quita 4 puntos de mi carné. Le digo que no firmo la denuncia, no estoy de acuerdo con nada, me está tratando como un conductor temerario y él sabe muy bien que no es así.

Me alejo con esa sensación de impotencia que te producen las injusticias. Durante el resto de mi trayecto escucho en la radio que la DGT ignora el fracaso del carné por puntos y achaca la elevada cifra de muertos a la "velocidad inadecuada". Pienso que tal vez también a esos adelantamientos como los que yo realizo, tan temarios. La Semana Santa ha sido un desastre para la DGT y deben echar la culpa a esos conductores a los que quitan tantos puntos. Hay que sumar puntos para lavarse las manos y a mi me ha tocado esa penitencia, no me cabe la menor duda que ha sido por eso. Es una injusticia y recurriré la multa, pero es la palabra del señor agente tan engominado y contaminado pos sus superiores contra la de un conductor temerario. No hay derecho.
En una viñeta que vi en un periódico estos días una persona le preguntaba a otra: ¿Cómo es posible que el carné por puntos haya funcionado en otros países y en España no?, el otro le contesta: está claro, en esos países además arreglan las carreteras.