jueves, 11 de octubre de 2007

APUNTES DE UN VERANO CONCLUIDO




Crepúsculo de malvas diferentes. Algo más tarde aparece una inmensa y anaranjada luna llena -que lo llena todo- reflejada en el calmado mar. La música de Counting Crows me estremece. Tanta belleza a mi alrededor. Son momentos que no olvidaré fácilmente y que, con seguridad, recordaré nostálgico cuando la nieve comienza a caer, deslizándose menuda, y todo se vuelva blanco y gris, oscuro y luminoso a la vez.
No quiero que el mágico momento concluya. No quiero perder de vista las márgenes del horizonte, no quiero que se esfume la naturalidad del perfecto estado. A veces las cosas pequeñas convierten en grandes algunos instantes. Una voz me recuerda que tenemos que irnos. Se me desploma el alma y trato de caminar mediante estímulos cerebrales que coordino lentamente y son conscientes del terrible sacrificio que me produce abandonar tanta belleza. Una cena con unos amigos tiene la culpa. Salgo de la terraza desde donde contemplo el mar y la luna, dejan de sonar C.C. y cierro la puerta mediante un medido golpe. Suspiro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esos momentos... Destellos. Lástima de cena. Aunque piensa que en la historia ha habido cenas con peores consecuencias (incluso para alguno fue la última ;D). Beso y gracias por compartir.

Melpómene dijo...

Jesús, se descuida una unos días y cómo se acumulan las lecturas!Feliz retorno

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