GASTRONOMÍA DE CANTABRIA EN PEÑÍSCOLA

El pasado jueves, tuve el placer de ejercer de guía gastronómico de mi querida tierruca, Cantabria. “Rojo Picota”, vinoteca-restaurante de Peñíscola, me había encargado todo lo referente a una cena-maridaje de Cantabria. Anteriormente, habían sido presentadas, en el mismo local, otras cenas correspondientes a las regiones de Castilla-León, Aragón, Cataluña, Valencia y Extremadura. El objetivo de todas ellas es confeccionar un menú representativo de cada Comunidad Autónoma del estado español y ser maridados sus platos con adecuados vinos. Había acudido, en calidad de cliente, a las cenas-maridaje de Castilla-León y Extremadura, y teniendo en cuenta su calidad, era para mi un objetivo primordial intentar llegar a  la excelencia de mis antecesores. Pero, he de decir, que por los comentarios de los asistentes, de Juan Carlos, el sumiller que ha tenido que oficiar como tal en todas los eventos, y el Gerente de Rojo Picota, quiero entender  que la cena ofrecida estuvo dentro de las características de las anteriores en cuanto a calidad, contenido, interés de los platos elegidos, maridaje con los vinos y exposición de la cocina de Cantabria. Al finalizar el acto y después de la explicación de los cinco platos en  que consistía el menú, quise dejar constancia de la responsabilidad que supone representar a la amplia y variada gastronomía  de la tierra. En ese momento, y en muchos anteriores de presentación de cada plato, los asistentes se volcaron en aplausos, algo que tengo que agradecer desde estas humildes lineas. También quise agradecer ¡cómo no! la profesionalidad del equipo  de Rojo Picota encabezado por Gelen, incluyendo a Antonio, gerente de la empresa. Después de los postres, cuando pedí al chef Eduardo saliera a acompañarme, los comensales irrumpieron en un atronador aplauso.

Me siento satisfecho, por tanto, de mi colaboración en esas jornadas regionales de gastronomía. He de decir que me ha supuesto gran sacrificio poder acudir en un día laborable a Peñíscola pero ha merecido la pena por estar acompañado de grandes amigos. En el aspecto positivo, destacar la gran labor de Eduardo: Juan Carlos con su conocimiento y gran maridaje de los vinos; Gelen, por su interés y profesionalidad; Antonio, por estar siempre al pie del cañón, y todos y cada uno de los profesionales y clientes que hicieron posible que disfrutásemos con los sabores  de Cantabria. En el aspecto negativo, señalar la irresponsabilidad de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria. Puedo entender que un evento como el realizado no merezca su aprobación pero no permito que me engañen. Quince días antes les envíe un correo electrónico explicándoles todo lo relativo a las jornadas gastronómicas pero no hubo respuesta por su parte. El jueves pasado, una semana antes del evento, telefoneé y hablé con un responsable de Turismo que, después de torearme un poco desestimando un cedé de música montañesa y un DVD con contenido de Cantabria, soportes para mi indispensables, me apalabró que esa misma tarde salían folletos con varios contenidos para la dirección donde se celebraría el acto. Nunca llegó. Por suerte, sonó el Coro Ronda Garcilaso y se pudo visionar un video fantástico que no dejó de sorprender. Por supuesto, ambos soportes eran de mi colección particular. En ese aspecto, los gobiernos de Castilla-León, Aragón, Valencia, Cataluña y Extremadura, se portaron como merecen las personas que hacen promoción de su tierra. Yo, sin embargo, me sentí como una mierda.