Me gusta mucho la columna de opinión que de vez en cuando publica “El País” los domingos, escrita por mi profesor de psicología Gustavo. Siempre habla de historias reales, contextos mundanos con esa cadencia de cuento infantil. El pasado domingo escribió sobre las peculiaridades de la publicación de su primer libro y un par de anécdotas muy divertidas. Su editorial le invitó a firmar libros en la Feria de Madrid y, tan sólo, firmó dos, ya estaba advertido, era un auténtico desconocido. Por allí, por su caseta, pasó uno de sus escritores favoritos, Mario Vargas Llosa, y ni siquiera ojeó su libro. Sin embargo, y a pesar de ser un desconocido, al día siguiente presentó su libro en la FNAC encontrándose lleno el salón de actos. Habló sobre su libro (ya le hubiese gustado a Paco Umbral) pero comprobó que la audiencia no mostraba el más mínimo interés. Cuando acabó su alocución le informaron que todo ese público se había congregado allí para coger sitio, con tiempo, y así poder ver de c