“El hombre a menudo estaba allí, delante del Federal Hall, en la esquina de Wall con Nassau. Enteco, con una sombra de barba gris, de unos setenta años de edad, sudoroso de un modo llamativo, con una camisa deshilachada y un traje un tanto raído por el uso excesivo, sostenía un rótulo improvisado por encima de la cabeza, a veces durante toda la tarde, bajando los brazos sólo el tiempo necesario para que la sangre volviera a circular con normalidad. El cartelón tenía un metro de largo por medio de alto, escrito a mano por ambos lados, con mensajes de corte político”. Así comienza la novela, de ambiente cinematográfico, “Jugadores” de Don Delillo. Siempre ha habido, en las grandes ciudades, personas publicitando infinidad de productos mediante rótulos, auque con tanto progreso prácticamente se ha perdido esta estampa. Si miras a tu alrededor todo es publicidad. Estamos invadidos por ella. Anuncios televisivos, paneles en las carreteras, carteles en las paradas de autobús, en las cabin