En un día gris y lluvioso, contemplar el mar, un poco alborotado en relación a días anteriores, me produce la sensación purificante que siempre he deseado. Me dedico a leer al otro lado del cristal, a leer y a escribir ahora, mientras añoro días soleados, calurosos, que pronto regresarán. Sigue lloviendo y suenan en mi viejo Grundig acordes de guitarra de Dire Straits . Bellas melodías que me trasladan siempre que las escucho a una Soria nevada de finales del 79, justo cuando me alejaba de ella por un largo periodo de año y medio para estar sometido al yugo militar surrealista y esperpéntico, aunque siempre en compañía de un mar salvaje y espontáneo. Curiosamente, he recordado la última columna de Ray Loriga ( ácido y tierno a partes iguales ) en el País Semanal . Buscaba el lugar más frío de la casa para mantener frío el corazón y escribir sobre el amor. Escribir sobre el amor es un tema delicado, hay que encontrarse a sí mismo para intentar plasmar perfectamente los designios del c