Es difícil entender, supongo, lo que quiero explicar. El tema de los sueños siempre es complicado. Los pocos sueños que suelo retener, un porcentaje ínfimo, tratan de personas entrañables, paisajes que han quedado grabados en mi mente, situaciones que me han marcado… Pues bien, hace unos días pedí por internet (no me da la gana ponerlo con mayúscula) una Kindle a Estados Unidos. Era un jueves por la noche. El sábado siguiente recibía un correo electrónico que me informaba de los códigos del producto, recién salido del horno americano para Europa, y hacer el seguimiento de la agencia de paquetería. El martes, a primera hora, descolgaba mi teléfono y un tipo, con acento extranjero de Centroeuropa, me explicaba que mi paquete se encontraba en mi ciudad. Alucinante. En menos de cien horas mi paquete había atravesado el océano. Siempre he leído, pero desde que tengo mi libro electrónico se ha triplicado mi afición a la lectura. Es un verdadero placer. Es