No es que el tema político me entusiasme pero el morbo de la intención de abandonar la carrera, en caso de perder, de Sarkozy -recordemos de ascendencia húngara y judía, y que estuvo casado con una bisnieta de Albéniz - me hizo, la tarde del domingo, cansado de estar en casa debido a una lumbalgia, seguir todo lo concerniente a las elecciones generales de mi querido país vecino. Aburrido pero contento con la victoria de Hollande , decidí, a eso de las ocho de la tarde, hacer una tortilla de patata, algo que no ocurría desde hace algunos meses y que, entonces, compartí en un hotel con una persona muy especial. Me puse el mandil, enchufé el último disco de Norah Jones en el equipo musical de la cocina, me serví una copa de Gavión, verdejo zamorano, pelé unas patatas, cebolla, batí los huevos, lo mezclé todo bien una vez frito y quedó una de las tortillas que mejor me han salido ¿Secreto? Escuchar “Little broken hearts ” (unos 50 minutos) mientras duró la intendencia. A partir d