Ayer estuve hablando con una amiga que es policía local en Zamora. Le pregunté si la cosa estaba más tranquila que en años anteriores por estas fechas y me contestó que era distinto, no había tantos problemas de altercados o borracheras, tan habituales en Navidad, pero, sin embargo, tenían que realizar cometidos por situaciones más psicológicos como ansiedades, depresiones y, también, resolver inconvenientes por agrupaciones numerosas en domicilios... Cuando paseo por la ciudad no noto tanta alegría como en otras ocasiones, no hay multitudes, ni voces histéricas, ni cánticos y hasta se agradece tanta tranquilidad. Sin embargo, se respira tristeza, la fatiga pandémica nos afecta a todos. Hoy leí un escrito de Javier Marías con el que estoy de acuerdo, decía que las autoridades prohíben y hacen cuanto está en su mano para que se desobedezcan dichas prohibiciones, nos hemos vuelto locos. Si la iluminación de las calles, los mercadillos navideños, los árboles y belenes atraen a las masas y