Lo conocí un día de invierno. Había terminado de dirigir un entrenamiento del grupo de competición de mi equipo de bádminton y apareció por el polideportivo. Sabía de él por la prensa y por amigos comunes. Había formado parte del equipo de voleibol de la ciudad y le trasplantaron un riñón estando en Tenerife con su equipo. Él también me conocía a mí. Quería que le entrenara en el deporte del bádminton para competir en el nacional de trasplantados e intentar clasificarse para el europeo que se celebraría posteriormente en Budapest, creo. Entrenamos varios días y se proclamó campeón nacional, luego en el europeo fue eliminado en las primeras fases de la competición. Ese primer contacto nos hizo amigos para siempre. Luego, con tesón, se convirtió en abogado, en mi abogado. Fui su primer cliente y ganó su primer juicio defendiéndome. Mientras tanto, presidía la asociación Alcer en Soria de la que llegaría a ser también presidente nacional. Lunes, miércoles y viernes, por las m