DÍA 2 Mi, por llamarlo de alguna manera, disritmia circadiana, parece que ha pasado. Ayer por la tarde estaba sentado en el sofá y notaba cierta fatiga que me adormilaba, tardaba más de la cuenta en recuperar el ritmo habitual. Han sido días duros los últimos que he pasado en el trabajo, excesivo calor, preocupaciones diversas… lo que me ha llevado a una situación de agotamiento en todos los sentidos. Ahora, cuarenta y tantas horas después de llegar, es cuando empiezo a recuperar mi equilibrio físico y mental, esperando que llegue la hora para, con mi amigo Manolo, realizar una cata de Caro Dorum, que aquí, al lado del Mediterráneo -espiándolo mientras escribo- sabe a gloria, incluso me atrevería a decir que mejor que en el interior, pero no, no creo que sea así, más bien es el “sincio” (las ganas) de beber un buen vino con alguien al que me une más que una amistad. Momentos imprescindibles para recuperar el tono amable que produce el afecto y que hace olvidar otros