Hacía tiempo que no me emocionaba tanto. Había olvidado esa sensación que te devuelve a años atrás cuando todo era bastante más sencillo y pasábamos muchas horas fuera de casa. Cuando escuchábamos sólo la música que era accesible en las emisoras de radio independientes o en los bares que tenían a bien poner música menos aborregada que las de la competencia. Oh, la música, no puedo ni podré vivir sin ella. Aprovechando mi visita a un hipermercado, esta misma mañana, he comprado por muy buen precio un tocadiscos del tipo a los de antes pero con tecnología de ahora; es decir, uno de esos aparatos que te permite grabar en Mp3 todos tus vinilos. Nada más llegar a casa lo monté y me dispuse a escuchar, después de casi veinticinco largos años (mi viejo tocata dejó de funcionar por entonces) mis discos arrinconados en una estantería. Una vez montado el tocadiscos saqué de su funda el primer disco que tuve a mi alcance y comenzó a escucharse de esa manera que solo puede reproducir un art