lunes, 20 de abril de 2020

DIARIO DEL CORONAVIRUS. 36


Incertidumbre es la palabra que más de moda está en la actualidad. Pocas veces en nuestra vida habremos tenido tanta inquietud sobre el futuro inmediato... y el menos inmediato. Personalmente, vivo la realidad en el interior de una institución que ha sido duramente castigada por el virus del siglo XXI y me toca diariamente intentar motivar con mis palabras a los que tengo a mi lado. Sus preguntas no son muy diferentes a las preguntas que se están haciendo las “personas normales” y todas hacen referencia a cuándo acabará esto y qué pasará después. Y, claro, me ponen en un aprieto ya que mis palabras no pueden ser objetivas sino tranquilizadoras. Nadie sabe en este momento lo que ocurrirá a medio plazo, es tan incierto como desconocido. Son momentos de correr tras la supervivencia y somos incapaces de abordar cualquier imprevisto porque no hemos sido preparados para afrontar las catástrofes que aparecen de un día para otro. Leía el otro día que la incertidumbre es el virus que realmente hace pandemia bajo el neoliberalismo, son necesarias invasiones extraterrestres, pandemias letales o cracks internacionales para sentir que la tierra se hunde bajo tus pies. Pero, a pesar de la adversidad, intento cumplir lo mejor posible en mi trabajo, sin fisuras e intentando aportar lo poco que puedo para que las personas que están a mi lado puedan sentirse seguras y convencidas de que saldremos de este estado en el que nos sentimos aletargados.
Durante estos últimos días el Covid 19 se ha llevado a muchas personas que conozco o son familiares de amigos y compañeros, también se llevó al escritor chileno, afincado en España, Luis Sepulveda. Tuvo una vida errante de compromiso político y se convirtió en uno de los escritores latinoamericanos más leídos, sus libros entroncaban con la tradición decimonónica de Conrad. El autor de la historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar planteaba así su credo en un encuentro con lectores de un prestigioso diario español: “la buena novela a lo largo de la historia ha sido la historia de los perdedores, porque a los ganadores les escribieron su propia historia. Nos toca a los escritores ser la voz de los olvidados”. Ojalá nuestros olvidados, los más necesitados, los más mayores, puedan finalizar su vida de una manera lo más digna posible. Sit tibi terra levis, tocayo.

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LA VIDA PASA

“¡No hay naciones!, solo hay humanidad. Y si no llegamos a entender eso pronto, no habrá naciones, porque no habrá humanidad".   Isaac ...