Cuando
la explosión de color de Viola choca con nuestro propio yo nos lo
revela para alcanzar otro nivel de la estructura mental, el del
inconsciente colectivo que guarda,como un secreto a voces, las
experiencias acumuladas por la humanidad durante milenios, en las que
el artista bucea hasta expresarlas al dictado de la estructura de su
lenguaje plástico, concreto y definido. En una ocasión Viola
manifestó:"La primacía de la humanidad fueron las pinturas
rupestres y ¿qué lenguaje podía tener la gente? ¿alaridos? Un
lenguaje muy primario debían tener y, sin embargo, se
expresaban magníficamente con expresiones plásticas. Con lo cual
-añade- yo creo que la manera más primaria de comunicación es la
plástica, como lo son también las formas sonoras, invertebradas del
lenguaje, las formas primitivas de la música..."
Cuando
se camina por estos territorios artísticos e infinitos y que son una
de las fuentes de la creación en todos los ámbitos del
conocimiento, bien racionales o bien intuitivos, casi siempre en la
misteriosa integración de ambos, siempre es posible situar al
creador dentro de un determinado movimiento, respetando, claro está,
la personalidad individual.
Fernando
Ponce.
Hace
más de 30 años me regalaron un póster de Viola. Sus colores rojo y
negro me sorprendieron. Luego lo fui descubriendo en distintas
exposiciones y museos. El caso es que me enganchó, sobre todo en sus
cuadros, esa luz que definía las fuerzas vitales. Ayer, tuve la
oportunidad de contemplar la mayor exposición que he visto de Manuel
Viola. Con esos trazos que le caracterizan es inconfundible e
inigualable. “Universos de Luz”, así se titula la exposición,
estará montada hasta el 25 de marzo en la Galería de Arte
Cortabitart de Soria. Sin duda, una de las mejores exposiciones de arte contemporáneo que
se han podido contemplar en la ciudad.
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