Mi abuela
siempre me contaba historias y anécdotas ocurridas durante la posguerra
Viviendo en Corbán, veía como llegaban camiones para trasladar a algún lugar,
desconocido para ella, a vecinos suyos que nunca más volvería a ver. Y, aunque
nunca tomaron partido por ninguna de las “dos españas”, mis abuelos tenían
miedo, ocurrían demasiadas cosas a su alrededor y, además, un hermano de mi
abuela había sido oficial de la CNT, del bando republicano, durante la guerra, y permanecía encarcelado.
Ella recordaba con pena a sus vecinos desparecidos, refiriéndose a ellos, casi
siempre, por el mote con el que eran conocidos. Cuando lo hacía se emocionaba y
le caían lágrimas gigantescas de sus pequeños ojitos escondidos tras unas
lentes excesivamente gruesas.
Pasado el
tiempo, una vez al año viajábamos a Palencia a ver a su hermano, que tras varios años de cárcel lo desterraron fuera de
los limites de su provincia. Vivía en Palencia, en una casita pequeña junto a
su esposa, una de esas casas de barrio construidas en la época franquista que eran decoradas con aquel horrendo escudo a
base de yugo y flechas. Cuando me levantaba el domingo, Tíolegario estaba
viendo el concierto de música de la UHF, entonces en blanco y negro. Fue mi
primera relación con la música clásica y creo que fue en aquella casa palentina
donde realmente me enganché a ese tipo de música que tan poco había escuchado
por entonces. Era niño y descubría en él a un personaje
carismático, sencillo y muy cariñoso. En casa siempre se habían referido a él como una persona que había perdido la guerra
y tenía que pagar el peaje por ser del otro bando. Me pareció siempre una
persona culta, solitaria, que tenía la cabeza llena de ideas personales… y
mucha tristeza en su interior.
Muchos años
más tarde de aquello, han pasado ya más de cuarenta de aquella época triste y gris,
he acabado de leer un libro de esa
romántica guerra (así la definieron en algunos lugares de Europa). Es
recomendable ya que se trata de una novela basada en hechos reales de una zona
del estado español, concretamente de León. Se titula AYER NO MÁS y la firma
Andrés Trapiello en la editorial Destino. Un niño presencia el asesinato a
sangre fría de su padre en los primeros años de la guerra. Setenta años más
tarde reconoce en la calle a una de las personas que participó en aquel
sangriento episodio…
Leyéndolo me
han venido a la mente aquellas escenas que siempre contaba mi abuela y que son
tan similares en la novela. Ahora, reposada su lectura, analizo aquella parte
de la historia más agitada de España y siento pena por todas las familias, que
al igual que la mía, sufrieron muertes, persecuciones, cárcel y, sobre todo,
revanchismo. Sometidos en la actualidad a una de las mayores crisis nacionales
después de aquella que supuso la guerra civil y su larga posguerra, quiero
suponer que nada ni nadie podrá llevarnos a otra guerra fratricida. Sin
embargo, muchas veces pienso que
necesitamos urgentemente una revolución pacifica que aparte a toda esa gentuza
que se encuentra agrupada en torno a los partidos políticos, la banca, los
sindicatos, las ordenes religiosas y las grandes fortunas. Espero que muy pronto pueda leer otro libro
que hable de esa revolución y, por encima de todo, la
haya podido vivir activamente. Soy optimista.
2 comentarios:
Muy buena e interesante entrada. Me apunto el libro y prometo leerlo. Leí de Trapiello "Al morir don Quijote" y no me gustó demasiado.
Si te gusta la temática guerracivilista te recomiendo "A los cuatro vientos", de Dave Boling. A mí me sorprendió.
Respecto a lo de la revolución coincido contigo, pero mucho me temo que no sería pacífica; los grandes cambios de sistemas en países siempre han sido convulsos.
Un saludo.
Leeré a Boling, no te quepa la menor duda. Un abrazo con mucha nieve.
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