martes, 9 de enero de 2007

CORREOS


Un compañero de otro blog, José A. Barrueco (http://thekankel.blogspot.com/), que escribe su columna diaria en un periódico zamorano, ironiza, de una manera muy diplomática y elegante, sobre los envíos del servicio de Correos a domicilio y sus desagradables consecuencias.

Describe la problemática que se crea ante un paquete que no ha llegado, el aviso al remitente cuando han pasado varios días sin recibirlo, su seguimiento mediante el correspondiente número de referencia, la explicación al funcionario de turno…
Desgraciadamente casi todos los españoles hemos pasado por estos trances, que por cierto no logran subsanarse con el paso del tiempo y en plena efervescencia de la era tecnológica.
Recuerdo que hace unos meses hice un pedido de revelado de fotografías por Internet a una empresa alemana, estaba entusiasmado con su rapidez en el envío. Había realizado anteriormente seis o siete pedidos y en todos ellos el periodo de tiempo transcurrido entre la realización y su recepción en mi domicilio nunca había sobrepasado los cuatro días. Teniendo en cuenta que las fotos, ya reveladas, venían desde Alemania, este tiempo transcurrido en cada pedido me pareció inmejorable.
Pero todo tiene su excepción. Durante el pasado verano uno de esos pedidos no había llegado a mí poder transcurridos diez días. Escribí un correo electrónico a la empresa de revelado y me respondieron con rapidez, solicitándome mi número de teléfono para ponerse en contacto conmigo. A las pocas horas, una persona con una amabilidad fuera de lo corriente, me explicó que habían estado trabajando con un servicio de entrega urgente pero que está vez contrataron en España el servicio de Correos. El paquete tardó en llegar veintidós días desde su salida de Alemania.
Como era verano me iba de vacaciones a otra localidad y las fotos me hacían falta. La persona que antes me había hablado por teléfono se comprometió a enviarlas a mi domicilio veraniego. En esta ocasión, también enviadas por Correos, tardaron en llegar veinte días, prácticamente el mismo tiempo que a mi domicilio particular. Tan solo me cobraron un envío y me prometieron que en próximas ocasiones todo volvería a la normalidad ya que no confiaban en Correos.

Posteriormente realicé nuevos pedidos y, efectivamente, los plazos se cumplieron, obviamente me he convertido en un cliente habitual, un fallo lo tiene cualquiera, aunque en este caso concreto no dependa de ellos sino, supuestamente, del servicio de Correos.

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