jueves, 14 de agosto de 2025

LAS MERINDADES (BURGOS)


He pasado un par de días en Las Merindades, una comarca burgalesa que está limitada al oeste y noroeste por la comunidad  de Cantabria, al noreste por la provincia de Vizcaya, al este por la provincia de Álava y al sur por las comarcas burgalesas del Ebro, la Bureba y Páramos. Tiene una población de, aproximadamente 22.000 habitantes, pero que en verano puede cuadruplicar ese número. Por municipios, los más poblados son Medina de Pomar (6000 habitantes), Villarcayo (algo más de 4000), Valle de Mena (4300) y Espinosa de los Monteros (1700). Ciertamente, hay mucho por descubrir en la comarca, pero personalmente la visité para hacer una comida con unos amigos que tienen casa en El Ribero. El Ribero pertenece a la Merindad de Montija, uno de las zonas menos pobladas, situada entre Medina de Pomar y Espinosa de los Monteros.  El río Trueba y su afluente el Cerneja configuran este territorio. La Cordillera Cantábrica cierra por el norte el territorio de esta Merindad. Las lagunas de Antuzanos, situadas entre Gayangos y Bárcena de Pienza, favorecen el desarrollo de una vegetación característica así como la nidificación y la cría de varias especies de aves acuáticas. Otros parajes de singular belleza son el hayedo de Bercedo, los Montes de la Peña, el alto de Bedón, el nacimiento y curso alto del Cerneja, la ribera del Trueba, el robledal de Villasante y el salto del Aguasal, cercano a San Pelayo.


Hacia cuarenta años que no visitaba la comarca, cuando era adolescente solía ir con mis padres a Las Machorras y Espinosa de los Monteros, realizando un itinerario invernal para ver la nieve y disfrutar de ella, por los puertos de Lunada, La Sía o Los Tornos. Esta vez me desplacé hasta El Ribero por el puerto de Los Tornos, con un paisaje precioso, pero es un puerto muy largo, sinuoso y con mucho tránsito de automóviles y camiones. Me encantó volver a Ampuero, ya en Cantabria, donde iba de joven a las fiestas, que  se celebran en honor a la Virgen Niña y la Bien Aparecida, patrona de Cantabria, y son conocidas por sus encierros y se desarrollan principalmente entre el 7 y el 15 de septiembre. La zona está cambiadísima, con grandes urbanizaciones, sobre todo en los alrededores de Limpias. Estudié un año allí, concretamente en los PP Paúles y, ciertamente, me costaba discernir algunas zonas del municipio.


Medina de Pomar no lo conocía y me pareció un pueblo muy cuidado, con grandes monumentos y una calle Mayor con  gran animación en estos dias de agosto. También recorrimos Espinosa de los Monteros, capital de los valles pasiegos burgaleses. Los pasiegos siguen practicando un sistema de trashumancia, disponen de dos cabañas, una de invierno en el núcleo de población del municipio, y una de verano, conocida como la cabaña pasiega. Es una edificación única y aislada, construida en mampostería y tejado de gruesas lajas, tiene planta rectangular y dos pisos. Tomamos algo en una terraza de la plaza de Sancho García, con su palacio y casas solariegas y blasonadas, con una clara influencia cántabra con casas de vistosas galerías corridas y una zona totalmente peatonal donde se ubica el Ayuntamiento.


La visita fue muy corta, merece muchos más días para visitarla, pero no tardaré  en volver para recorrer la comafrca con más tiempo, Las Merindades enamoran.

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