Hacia cuarenta años que no visitaba la comarca, cuando era adolescente solía ir con mis padres a Las Machorras y Espinosa de los Monteros, realizando un itinerario invernal para ver la nieve y disfrutar de ella, por los puertos de Lunada, La Sía o Los Tornos. Esta vez me desplacé hasta El Ribero por el puerto de Los Tornos, con un paisaje precioso, pero es un puerto muy largo, sinuoso y con mucho tránsito de automóviles y camiones. Me encantó volver a Ampuero, ya en Cantabria, donde iba de joven a las fiestas, que se celebran en honor a la Virgen Niña y la Bien Aparecida, patrona de Cantabria, y son conocidas por sus encierros y se desarrollan principalmente entre el 7 y el 15 de septiembre. La zona está cambiadísima, con grandes urbanizaciones, sobre todo en los alrededores de Limpias. Estudié un año allí, concretamente en los PP Paúles y, ciertamente, me costaba discernir algunas zonas del municipio.
Medina de Pomar no lo conocía y me pareció un pueblo muy cuidado, con grandes monumentos y una calle Mayor con gran animación en estos dias de agosto. También recorrimos Espinosa de los Monteros, capital de los valles pasiegos burgaleses. Los pasiegos siguen practicando un sistema de trashumancia, disponen de dos cabañas, una de invierno en el núcleo de población del municipio, y una de verano, conocida como la cabaña pasiega. Es una edificación única y aislada, construida en mampostería y tejado de gruesas lajas, tiene planta rectangular y dos pisos. Tomamos algo en una terraza de la plaza de Sancho García, con su palacio y casas solariegas y blasonadas, con una clara influencia cántabra con casas de vistosas galerías corridas y una zona totalmente peatonal donde se ubica el Ayuntamiento.
La visita fue muy corta, merece muchos más días para visitarla, pero no tardaré en volver para recorrer la comafrca con más tiempo, Las Merindades enamoran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario