María Alfonso, además de
joven y muy bella (con una mirada misteriosa que le hace muy interesante)
atesora otras cualidades, es ingeniera agrícola y la más joven de los enólogos
(as) de la denominación de origen “vino de Toro”. Quiero imaginar que, al igual
que su padre Antonio, es soñadora y que muchos de sus sueños se han cumplido
ya. Cuando habla de sus vinos se refiere a ellos como si fueran sus hijos y, de
alguna manera, eso son. Ella es el alma de la bodega familiar con sede en el
pueblo zamorano de Sanzoles. Cuida y mima las cepas para después elaborar vinos
de la pureza natural de Volvoreta, “el primer vino salvaje de élite”. ¿Sus
características? parto natural sin sulfitos añadidos para no dañar nada de su
proceso. Según la familia Alfonso, retrocediendo dos mil años para aprender a
utilizar la madera y el barro de barricas y tinajas.
María y su equipo recibieron, con su emprendedor proyecto en practicas sostenibles del viñedo, el Premio
Nacional de la Biodiversidad, otorgado por el Ministerio de Medio Ambiente en
2009. Todas las guías vinícolas puntúan
sus vinos excelentemente y el gurú Parker los valora con 92 o 93 puntos.
Sus aromas son, por lo visto, inimitables, siendo su particularidad principal
la elegancia.
En 2008, la bodega es
elegida para participar en un proyecto pionero de la Universidad de Barcelona
dentro de sus investigaciones sobre el cáncer y el beneficio de los vinos
Volvoreta por triplicar los niveles de resveratol, un potente antioxidante que
se considera básico en el tratamiento de los procesos cancerosos.
En mayo, tuve el placer de visitar su stand en la plaza de
toros de Toro, valga la
redundancia, en el día de la D.O. y quedé cautivado por
sus conocimientos sobre el
vino. El pasado sábado probé sus caldos en la feria
ECOCULTURA de Zamora y hablé
largo y tendido con su hermano. Posteriormente, visité la vinoteca propiedad de la
familia, “El Buen Amor”, situada en la
tradicional calle zamorana de vinos de Los
Herreros y estuve hablando con su
hermana. En ambos casos, tanto en Ecocultura
como en “El Buen Amor” quedé
prendado, una vez más, por la calidad de los vinos
Volvoreta.
2 comentarios:
Estimado Luis Lópec,
No te faltan razones ni te sobran palabras ....Tu historia con "Vovoreta" parece pues mi historia, la única diferencia es que yo no sabría escribirla como tú.
Creo que es un buen ejemplo de que cuando se hacen las cosas bien y con amor solo pueden salir de una manera....bien y con amor. Y en este caso y con mas razón "El Buen Amor"
Felicidades Maria!!
Sergio, amigo, sobran las palabras cuando uno quiero hacerse escuchar... La familia Alfonso es un ejemplo de hacer las cosas bien y "El buen amor" es la razón principal ¿estamos de acuerdo????
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