Salí a la calle y pasaba una señora con su móvil en el oído, cuando lo guardó le pregunté si tenia conexión. Me dijo que no, alguien le había dicho que la caída eléctrica era en toda España. Mi hermano y yo nos metimos en el coche para escuchar las últimas noticias en la radio. Había pasado más de una hora y esas noticias no eran muy halagüeñas y tampoco certeras, incluso Carlos Herrera (no nos dimos cuenta que era la COPE) se atrevió a decir la tontería del día, -Yo lo siento por los bares, las cervecitas calientes no hay quién las tome.
Comimos frío, una ensalada y unos filetes de pavo. Llevaba un par de días con gastroenteritis y esa comida, después de tanto ayuno, me sentó fenomenal. Me acerqué al garaje a recoger un par de focos con carga USB, pero no pude acceder a él debido a la falta de electricidad, así que me acerqué al chino del barrio. Hice cola, estaba atestado de gente, para comprar pilas. Los clientes se llevaban velas, cerillas y pilas por docenas. Al llegar a casa puse las pilas en el aparato analógico de radio y otras en la linterna del coche (calculé unos 6-7 años que no cambiaba esas pilas, sin embargo la linterna lucía todavía). Cuando empezó a emitir la radio, por arte de magia regresó la luz. No pasaron ni cinco horas sin luz, Internet y telefonía, pero me parecieron eternas. Aproveché para leer en mi libro electrónico, que me avisaba de tener poca batería, y de echarme una buena siesta para recuperarme de mi infección. Luego vendrían los debates en televisión, las posibles causas del apagón, las peticiones de dimisión para los responsables…
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