Ayer por la tarde estuve con unos amigos en Alcossebre, localidad cercana a Peñíscola (30 km). Es una pequeña población que consta de diez kilómetros de costa repartidos en cinco playas y diversas calas vírgenes, con una población en invierno que no llega a los 2000 habitantes. Se encuentra en la Costa del Azahar lindando con los términos municipales de Peñíscola (al norte) y Torreblanca (al sur). Además de contar con la zona costera, se caracteriza por disponer de diversos miradores que ofrecen las montañas pertenecientes al paraje natural de la Sierra de Irta.
Antes de tener segunda vivienda en Peñíscola visitaba con regularidad Alcossebre. Soy asiduo desde antes de 1990. Por entonces unos compañeros de bádminton visitaron la población y me convencieron para que la visitara. Estuvieron en un camping de alemanes, recomendado por ARAG Alemania, similar de RACE en España. Visitamos el camping "Playa Tropicana" en junio del año siguiente aconsejado por mis amigos ¿1989? Situado en primera línea de playa , rodeado de un entorno tranquilo, lejos del ruido de la ciudad. Estábamos trabajando con mucha tensión y esa opción nos venía de lujo para descansar y recuperarnos. Nos fue tan bien que durante varios años (alrededor de 10 años consecutivos), siempre coincidiendo con las fiestas de San Juan de Soria, pernoctábamos en el camping durante 6 noches cada finales de junio. En cada estancia visitábamos una jornada Peñíscola, íbamos después de comer, paseábamos por la ciudad y cenábamos en algún restaurante pescado recién cogido.
Llevo en Peñíscola desde el 2001 y ahora devolvemos visita a Alcocebre casi siempre que podemos, suele coincidir en martes ya que se celebra un mercadillo con numerosos puestos de ropa, fruta, verdura y esa clase de productos que venden en ese tipo de bazares al aire libre. A veces compramos fruta, pero, soobre todo, nos gusta pasear por su paseo maritimo. Luego hacemos cola en "La Maya", lugar emblemático de tapas y raciones con vistas al mar. En invierno y en verano siempre hay una hilera de personas apoyadas en la barandilla que separa el paseo de la playa. Siempre hay que esperar para sentarse en una mesa. Luego nos gusta pedir sepia ("enterita"), mejillones, gambas al ajillo, boquerones en vinagre o fritos, croquetas... la carta es muy larga. Y, aunque se ha subido, como todo, el precio sigue siendo bueno.
Mis amigos de Santurce no conocían "La Maya" y quedaron encantados. Y, para incrementar la calidad, la situación y demás, nos atendió un camarero que creo que se llama David. Realmente no sé cómo se llama, pero acabo de leer la última reseña de Google del restaurante y dice -"quiero destacar especialmente la atención de David, un camarero muy joven que lleva poco tiempo en el equipo (desde Semana Santa, según me contó). Me sorprendió su empatía, amabilidad y profesionalidad — cualidades que no siempre se encuentran en alguien que está empezando. David nos atendió con una sonrisa constante, atento a cada detalle sin ser invasivo, y con una actitud impecable. Se nota que le gusta su trabajo y que tiene muchas ganas de hacerlo bien. Creo sinceramente que personas así suman muchísimo al equipo y al espíritu del bar. ¡Ojalá le den la oportunidad de quedarse mucho tiempo más!".
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