Obviamente, la charla la organiza un sindicato mayoritario, una de esas organizaciones a las que el Estado encomienda la función democrática de defender a los trabajadores que no dejan de ser instituciones públicas financiadas para que realicen funciones como la negociación colectiva, asesoramiento...
Soy de los que considero que, en la sociedad actual, en tiempos neoliberales, en los que el conjunto de ciudadanos soporta la agresión del capitalismo que se empeña en desmantelar la resistencia de las clases populares, los sindicatos, claramente, se han instalado al lado del poder político y eso, junto a conductas reprobables de algunos de sus miembros, han creado una muy mala imagen en la sociedad. Desde luego, considero que tanto los partidos políticos “de clase” como los sindicatos han de tomar un giro de trescientos sesenta grados para que los ciudadanos se sientan apoyados por ellos, pero eso generaría perder muchos privilegios que, con seguridad, no estarían dispuestos a asumir y, claro, así nos va. Dice Leo Moscoso que “con una clase obrera profundamente fragmentada y dispersa, con la inmensa mayoría de los trabajadores en precario, con una patronal crecida y corrupta, con los viejos partidos obreros, que han dejado de ser obreros, los sindicatos están abocados a asumir funciones que van más allá de los intereses de sus afiliados y que van más allá de concebir los centros de trabajo como el núcleo fundamental de la lucha. En estas circunstancias, “sencillamente no es posible hacer sindicalismo exclusivamente desde los centros de trabajo y ha llegado el momento de organizar a los trabajadores fuera de las fábricas “.
En estos tiempos hay que trabajar para intentar salir de esta crisis que nos martiriza y hay que poner todos los medios para salir cuanto antes de ella, sin embargo, no creo que sean los políticos y los sindicalistas los que nos ayuden a hacerlo. Lo hará la gente trabajadora que se mantiene en sus puestos de trabajo, a pesar de la precariedad, de que no se respeten sus derechos. La mayoría de los trabajadores no creen en los sindicatos, estos sufren una profunda crisis fruto de los cambios que ha experimentado la sociedad y que ha provocado la globalización en todas sus estructuras. Mientras no se transformen nuestros "representantes" todo seguirá igual por muchas charlas que se organicen. Deben acercarse más al trabajador (aunque no sea afiliado) y alejarse del poder, solo así empezaremos a creer en ellos como salvaguardia de los derechos laborales y sociales.
1 comentario:
Decirte que Leer tus artículos es un privilegio. Tampoco tengo muchas ganas de concretar ningún tipo de gestión. Me quedo dando lo mejor de mí todos los días en el trabajo y en la vida para no reprocharme nada. Un abrazo.
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