Una vez en Potes nos dirigimos por la carretera que va a Fuente Dé. Nos desviamos para visitar Mogrovejo. Había expectación entre los vecinos que aguardaban en el interior de sus coches, el tiempo era ventoso. Pronto supimos que esperaban al panadero que llegó en su furgoneta y distribuyó entre los vecinos los panes. Dominando el pueblo aparece “La Torre”, conjunto histórico de finales del siglo XIII. Fue construida por los señores de Mogrovejo, familia distinguida en 1248, cuando el rey Sancho les concedió el monasterio de San Martín. Un ejemplo de su poder es que podían elegir a dedo los alcaldes de todos los pueblos en el valle de Valdebaró. A finales del siglo XIV la familia Mogrovejo se emparentó con los Lasso de la Vega, adinerada familia de Torrelavega. A causa de otra unión, celebrada en el siglo XVIII, la posesión de la torre recayó en la familia Álvarez de Miranda, oriundos de Benllera (Leòn), que aún la conserva, por desgracia en bastante mal estado. Dos perros nos acompañaron en la visita al pueblo, se despidieron de nosotros en el aparcamiento y acompañaron a nuestro coche hasta la salida de Mogrovejo.
En Espinama nos desviamos a Pido, queríamos comprar el queso tan especial que se elabora en el pueblo, un queso de fermentación ácida y sometido a un fuerte batido antes de darle forma. Resulta de muchas aplicaciones en la cocina por su untuosidad, facilidad de manejo, cremosidad y estar ya batido. Por desgracia estaba todo cerrado, también en la vecina Espinama, así que nos quedamos con las ganas de comprar. Eso sí, lo probamos esa noche en Potes.
En Fuente Dé llovía y el paisaje estaba nublado así que decidimos no subir en el teleférico a “El Cable” (la estación superior en los Picos de Europa), no veríamos nada de los alrededores. El teleférico salva un desnivel de 753 m con una longitud de cable de 1840 m. El trayecto se realiza en poco más de 3 minutos y medio.
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