Maravillosa película de Anthony Schatteman sobre la libertad de amar, de escucharse y descubrirse a uno mismo. Absolutamente recomendable para las personas de mente abierta y del siglo XXI (la disfrutarán muchísimo), para aquellos que todavía lleven alguna que otra década de retraso (nunca es tarde) y, especialmente, para adolescentes en edad de encontrarse a sí mismos y vencer estereotipos sociales.
Una película para viajar y dejarse llevar junto a Elías (Lou Goossens) y Alexander (Marius de Saeger), dos chicos de 14 años capaces de crear una atmósfera cautivadora y de llegar al espectador con ambas historias: la capacidad de Alex para aceptarse y no esconderse y la dificultad de Elías para vivir ese proceso.
La película no tiene un guión prodigioso, pero es capaz de transmitir con una historia muy bien narrada, unos jóvenes actores transparentes, con gran credibilidad.
La evolución del personaje de Elías está trabajada con mimo y con tacto, pasando por diferentes fases de descubrimiento, negación, crisis y aceptación que reflejan a la perfección lo que por desgracia todavía hoy supone el descubrir en uno mismo orientaciones sexuales no normativas.
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